Por encima de todo, vístanse de amor, que es el vínculo perfecto.Colosenses 3:14.
Lectura: Colosenses 3:1-17.
Versículo del día: Colosenses 3:14.
MEDITACIÓN DIARIA
El mensaje del Evangelio es claro:
Dios envío a su Hijo Jesús al mundo, por amor.
Por amor el Señor sufrió y padeció por nuestras trasgresiones. Por ese
mismo amor, transmitido a sus discípulos empezó la iglesia primitiva; y por el
amor tan misericordioso de Jesús, Pablo se convirtió y es el padre de los
gentiles. El mismo dice: “El amor de Cristo nos constriñe” (2 Corintios 5:14 VRV). Ese amor tan sublime, lo obliga a desmandarse
por su causa.
Quizá nunca valoramos como debiera de
ser ese gran amor, o de lo contrario seríamos de acuerdo a como nos exhorta la
Carta a los Colosenses a practicarlo: “Por lo tanto, como escogidos de Dios, santos
y amados, revístanse de afecto entrañable y de bondad, humildad, amabilidad y
paciencia, de modo que se toleren unos a
otros y se perdonen si alguno tiene queja contra otro. Así como el Señor los
perdonó, perdonen también ustedes” (vv. 12-13).
El amor es el fruto precioso del Espíritu
Santo y debe ser el ingrediente que nos identifique como cristianos. Somos “escogidos
de Dios, santos y amados”, por consiguiente nuestro testimonio ante todo, tiene
que demostrar amor. El afecto, la bondad, humidad, amabilidad, paciencia,
tolerancia y perdón, tienen que estar impregnados de amor; de lo contrario,
sería hipocresía demostrar otra cosa y estaríamos añadiendo un error más al
primero. “El amor
es el vínculo perfecto”. Recordemos que de las virtudes, la más sobresaliente
es el amor (1 Corintios 13:13J).
Si nos cuesta ser bondadosos o tolerantes; si nos cuesta
perdonar al agresor vez tras vez, pidámosle al Espíritu Santo que nos llene de
su poder para que empiece a rebosar en nosotros el amor; de lo contrario nada
de lo que hagamos tendrá valor alguno. Aparentemente, puede que lo tenga; pero
en el fondo seguirá el vacío que deja la falta de amor.
Amado Señor: Enséñanos a identificarnos plenamente contigo a
través del amor. Inúndanos con tu Santo
Espíritu de tal modo que quien nos mire, vea en nuestro rostro el amor tuyo, reflejado
en nosotros. Señor, pero que no sea solamente, la apariencia de una cara sino
que las palabras y acciones demuestren que estamos plenamente llenos de tu
amor.
Un abrazo y bendiciones.
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