lunes, 8 de julio de 2013

La obediencia nos proporciona vida



Este mandamiento que hoy te ordeno obedecer no es superior a tus fuerzas ni está fuera de tu alcance
Deuteronomio 30:11.


Lectura: Deuteronomio 30:11-20.  Versículo del día: Deuteronomio 30:11.

MEDITACIÓN DIARIA

Siempre me he preguntado: ¿por qué es tan difícil el obedecer? Y la respuesta no puede ser otra, que por causa de la naturaleza pecaminosa que todos llevamos dentro, heredada de nuestros primeros padres, Adán y Eva. El Señor dice que lo que nos manda no es superior a nuestras fuerzas, ni está fuera de nuestro alcance. Que no está arriba en el cielo, ni tampoco al otro lado del océano (vv. 12 y 13). “¡No! La palabra está muy cerca de ti; la tienes en la boca y en el corazón, para que la obedezcas” (v. 14).  No tenemos excusa alguna. Dios nos ha dejado su Palabra y ya la conocemos.  Lo mejor, es entonces, pedirle al Espíritu Santo que nos la esté recordando para que cada vez que vayamos a hacer lo indebido, Él nos convenza del error y nos de el poder de no caer.  Y si caemos dice también su Palabra, que: “Si confesamos nuestros pecados, Dios, que es fiel y justo, nos los perdonará y nos limpiará de toda maldad” (1 Juan 1:9).  Es tan grande su misericordia que no solamente nos perdona; va haciendo una limpieza interna hasta dejarnos completamente puros, sin mancha y sin arruga como quiere presentarnos en las Bodas del Cordero.
Siguiendo con nuestra lectura: “Hoy te doy a elegir entre la vida y la muerte, entre el bien y el mal. Hoy te ordeno que ames al Señor tu Dios, que andes en sus caminos, y que cumplas sus mandamientos, preceptos y leyes” (vv.15-16).  Simplemente: si queremos vida, tenemos que obedecer; si queremos muerte, pues no obedecemos.  Recordemos que Cristo es vida y si lo tenemos a Él, tenemos vida y con mayor razón, debemos obedecer. No hay excusa alguna, Dios a todos nos da el libre albedrío y una conciencia para elegir entre el bien o el mal. De nosotros depende si queremos vivir o morir.  “Ama al Señor tu Dios, obedécelo y sé fiel a él, porque de él depende tu vida” (v. 20),

Amado Señor: Gracias porque Tu viniste a darnos vida y vida en abundancia.  Enséñanos a amarte y a cumplir tus mandamientos como es tu deseo. Gracias porque no solamente estamos dotados de una conciencia, sino que tenemos un ‘manual de vida’ expreso en tu bendita Palabra que jamás pasará.

Un abrazo y bendiciones.  

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