sábado, 9 de julio de 2011

Orar por la propagación del evangelio

Por último, hermanos, oren por nosotros para que el mensaje del Señor se difunda rápidamente y se le reciba con honor.
2 Tesalonicenses 3: 1.


Lectura del día: 2 Tesalonicenses 3:1-5. Versículo para destacar: 2 Tesalonicenses 3:1.


ENSEÑANZA


Todos tenemos la obligación de orar por nuestros pastores y líderes espirituales. Orar porque el Señor los fortalezca, les de sabiduría y discernimiento en la labor encomendada. El trabajo de los ministros del evangelio no es cualquier trabajo; es el que más responsabilidad exige y el que menos se valora. Exige responsabilidad, porque lo que está en juego es la salvación de las almas y como al enemigo poco le importa esto, hace ver la tarea como algo elemental, sin trascendencia. Debemos recordar que los líderes religiosos son tan humanos como nosotros y también están sujetos a tentaciones, que la Palabra de Dios también es para ellos porque no son infalibles. Necesitan del Señor, tanto o más, que las ovejas a su cargo. También tienen que resistir al diablo (Stg. 3:7); vestirse con la armadura de Dios (Ef. 6:14-17); sobrevivir en un mundo de oscuridad con el poder del Espíritu Santo, manteniéndose alerta y perseverando en la oración (Ef. 6:18).

Aprendamos a orar por quienes nos dirigen, ellos tiene que dar cuenta a Dios por nosotros (Hb. 13:17). Dios demanda de ellos amor, obediencia, abnegación, dedicación, etc., nos corresponde entonces, someternos a Dios a través de ellos, respetándolos y amándolos. Convenzámonos de que estamos en un tiempo difícil y que el reto cada día es mayor; en vez de la crítica que destruye tanto, rodeémoslos con oración constante para que Satanás no se salga con las suyas y el evangelio se propague como es el deseo del Señor Jesucristo. “Cuando oramos por pastores, evangelistas, misioneros y líderes denominacionales, somos como los postes del tendido telefónico. Somos como la estructura que sostiene el cable eléctrico, haciendo posible que el poder de Dios sea distribuido alrededor del mundo en el momento adecuado, de la forma adecuada, de manera que se haga la voluntad de Dios”. J.B. London Jr.


Si no conoces a Jesús, quizá es el momento propicio para que le permitas entrar en tu vida y tener una relación más estrecha con Él. Si es así, te invito a repetir esta pequeña oración:


Señor Jesucristo: Yo te necesito; te abro la puerta de mi vida y te recibo como mi Señor y Salvador personal. Perdona mis pecados y hazme la persona que deseas que yo sea. Gracias Jesús por venir a mora conmigo; por perdonarme y limpiarme; y por darme la salvación eterna. Amén.


Un abrazo y bendiciones.

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