sábado, 23 de julio de 2011

La batalla es del Señor

David le contestó: –Tú vienes contra mí con espada, lanza y jabalina, pero yo vengo a ti en el nombre del Señor Todopoderoso, el Dios de los ejércitos de Israel, a los que has desafiado.

1 Samuel 17:45.


Lectura diaria: 1 Samuel 17:31-54. Versículo para destacar: 1 Samuel 17:45.


ENSEÑANZA


¿Cuántos Goliat se nos han parado enfrente, atormentando nuestra vida? Muy seguramente muchos. ¿Pero a cuántos hemos tenido el valor de resistir y derrotar? Al igual que David, no debemos temer porque somos también hijos del Señor Todopoderoso. El mismo Dios de los ejércitos de Israel, igual, está listo a pelear por nosotros. Por eso, estoy segura que no hay necesidad de desgastarnos tanto en confrontaciones de una u otra índole porque al final el Dios que derrotó al filisteo pagano lo hará por cada uno de los suyos; y como dice el joven David: “Todos los que están aquí reconocerán que el Señor salva sin necesidad de espada ni de lanza. La batalla es del Señor” (v. 47). No importa cuál sea la situación que estemos afrontando, quizá envueltos en un chisme que se convirtió en calumnia; una enfermedad terminal; una injusticia social; etc. Debemos tener presente que ese intruso se llama Goliat, el filisteo maloso que está invadiendo el campo del Señor para así difamar su nombre. Ese enemigo sabe que lo que es con nosotros es con Dios directamente; sin embargo quiere meternos miedo porque entiende de nuestra debilidad y se aprovecha de ella oprimiéndonos y atormentándonos. Entonces, es cuando debemos pararnos al frente y con las armas que tenemos, las que Dios nos ha dejado en su Palabra (Ef. 6:14-18), luchar contra él: “Porque nuestra lucha no es contra seres humanos, sino contra poderes, contra autoridades, contra potestades que dominan este mundo de tinieblas, contra fuerzas espirituales malignas en las regiones celestiales” (Ef.6:12). El Señor es nuestra fuerza, en su mano estamos y nada ni nadie nos puede engañar: “¿Qué diremos frente a esto? Si Dios está de nuestra parte, ¿quién puede estar en contra nuestra? (Ro. 8:31). La mujer de oración juega un papel importante en este sentido, tomemos el lugar que nos corresponde en la guerra y luchemos por los nuestros.

Personalmente ahora que en mi hogar estamos enfrentando una injusticia palpable, resolví dejar en manos del Señor ese asunto y como lo manifestaron los amigos de Daniel parafraseando y compaginando la lectura de hoy, diré: El Dios a quien sirvo puede librarnos de este Goliat. Pero aún si mi Dios no lo hace, sepan ustedes que jamás dejaré de poner mis ojos en el Dios y Señor de mi salvación. ¡La batalla es del Señor!

Dios puede librarte de las garras del enemigo. Cuando le invitas a tu vida, Él entra en ti y empieza a gobernarte de una manera inexplicable. Jesús está a la puerta llamando, ¿deseas dejarle pasar? Si es así, te invito a hacer la siguiente oración:

Amado Señor: Toma mi vida, te la entrego para que vengas a mí y perdones mis pecados; toma el control del trono que yo manejo y hazme de acuerdo a tu santa voluntad. Gracias Jesús por venir a morar conmigo, por perdonarme y limpiarme y por llevarme de tu mano por el camino de la salvación. Amén.

Un abrazo y bendiciones.

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