miércoles, 27 de julio de 2011

La Palabra de Dios

Ciertamente, la palabra de Dios es viva y poderosa, y más cortante que cualquier espada de dos filos. Penetra hasta lo más profundo del alma y del espíritu, hasta la médula de los huesos, y juzga los pensamientos y las intenciones del corazón.
Hebreos 4:12.


Lectura diaria: Hebreos 4:12-16. Versículo para destacar: Hebreos 4:12.


ENSEÑANZA


La Biblia no es cualquier libro; es el Libro de los libros, puede contener historia, literatura, cánticos, profecía, etc., pero ante todo es el Manual dejado por Dios a los hombres para que sepa el comportamiento a seguir y por él se halle el camino hacia la vida eterna a través de Cristo Jesús. A pesar de haber tenido más de cuarenta autores que vivieron a lo largo de 1.600 años, su continuidad y guía se debe a la inspiración del Espíritu Santo. Toda esta Palabra tanto en el Antiguo Testamento como en el Nuevo, está basada en Jesucristo.

El escritor del libro de Hebreos nos afirma que la Palabra de Dios, la Biblia, es una espada cortante que penetra hasta lo más profundo de nuestro ser; por eso, siendo el Manual que Dios quiere que sigamos, debemos recurrir a ella en cualquier situación sea el problema más grande que nos aqueje, porque es ahí justamente que encontraremos la paz y fortaleza para continuar hacia adelante. Es precisamente el Señor Jesucristo, quien conoce más que nadie nuestras debilidades y se compadece de nosotros llenándonos de su gracia y misericordia (vv. 15 y 16)

No hay que dejar de leer la Palabra de Dios que es la Biblia; es el alimento diario espiritual que todos necesitamos; es el elixir que nos da un nuevo ánimo: “¡Cuán dulces son a mi paladar tus palabras! ¡Son más dulces que la miel a mi boca! (Sal. 119:103).

La Biblia se convierte en el mejor regalo que podemos ofrecer, no solo para nuestros niños y jóvenes sino también para los familiares y conocidos, con el fin de que se arraigue en sus corazones. Aprendamos a valorarla como el Libro que es, porque de él mana la vida: la vida terrenal y la vida eterna.


Si no conoces a Jesús como Salvador de tu vida, te invito a que le permitas vivir a tu lado y empieces a llevar una relación personal con Él, a través de su bendita Palabra. Si es tu deseo podemos orar así:


Amado Jesús: Yo te necesito. Te abro la puerta de mi vida para que seas mi Señor y Salvador. Toma el control del trono de ella, perdona mis pecados y hazme la persona que quieres que yo sea. Gracias Jesús por venir a morar conmigo, por perdonarme y limpiarme, y por darme todo el poder de tu Santo Espíritu para comprender tu Palabra. En tu nombre Señor, amén.


Un abrazo y bendiciones.

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