lunes, 4 de julio de 2011

Nuestro Dios Todopoderoso

–¡No hace falta que nos defendamos de su majestad! Si se nos arroja al horno en llamas, el Dios al que servimos puede librarnos del horno y de las manos de Su Majestad.
Daniel 3:16-17.


Lectura diaria: Daniel 3:1-30. Versículos para destacar: Daniel 3:16-17.


ENSEÑANZA


Envidiable la fe, fortaleza y decisión de estos judíos que decidieron no contaminarse ni dejarse influenciar por las costumbres idolátricas de los babilonios. Así fue que cuando se emitió una orden y se obligaba a todos inclinarse ante la estatua de oro que el rey Nabucodonosor había mandado erigir, estos hombres no lo hicieron a sabiendas de que serían lanzados a un horno de fuego preparado para todo aquel que desobedeciese la orden.

Ellos, ante la reclamación del rey, respondieron que no lo harían porque sabían en cuál Dios habían creído y tenían la seguridad que el Dios Altísimo, los salvaría. Era tal su resolución y convicción que además afirmaron: “Pero aún si nuestro Dios no lo hace así, sepa usted que no honraremos a sus dioses ni adoraremos a su estatua” (v. 18). Ante estas afirmaciones, fueron arrojados al horno en llamas de donde Dios los libró completamente. Esta situación permitió que el Rey volteara los ojos hacia el verdadero Dios: “Entonces exclamó Nabucodonosor: “¡Alabado sea el Dios de estos jóvenes, que envió a su ángel y los salvó! Ellos confiaron en él y, desafiando la orden real, optaron por la muerte antes que honrar o adorar a otro dios que no fuera el suyo” (v28). Esta decisión permitió la conversión del rey y el decretar la muerte para todo el que se atreviera a hablar en contra del Dios de los jóvenes judíos.

La lección para aprender: tener la firme convicción de que nuestro Dios es Todopoderoso; capaz de voltear las situaciones a favor, no solamente para protegernos sino también para desplegar su poder y soberanía, permitiendo que los que no crean se les abran los ojos y acepten su grandeza.


Te invito a unirte a la familia del único Dios y Rey que enseñorea por encima de todo reino. Si es tu deseo podemos orarle así:


Señor Jesucristo: Yo te necesito y te abro la puerta de mi vida para que seas mi Señor y Salvador personal. Toma el control del trono que yo manejo, perdona mis pecados y hazme la persona que quieres que yo sea. Gracias Señor por hacerlo, y permite que mi fe crezca de modo que nunca dude de tu poder. En tu nombre Jesús, amén.


Un abrazo y bendiciones.

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