domingo, 17 de julio de 2011

Buscar la prudencia

Adviérteles delante de Dios que eviten las discusiones inútiles, pues no sirven nada más que para destruir a los oyentes.
2 Timoteo 2:14.


Lectura diaria: 2 Timoteo 2:14-26. Versículo para destacar: 2 Timoteo 2:23.


ENSEÑANZA


Pablo le recomienda a su discípulo Timoteo que evite las discusiones inútiles, en una palabra que sea prudente. Más adelante le vuelve a recalcar: “No tengas nada que ver con discusiones necias y sin sentido, pues ya sabes que terminan en pleitos” (v. 23). Se lo dice con el énfasis: “delante de Dios”; quiere decir que es mayor la responsabilidad. A lo largo de toda la Biblia, Dios nos insiste sobre este problema, porque bien sabe cuán difícil es para el hombre tener su boca cerrada. El imprudente generalmente termina metido en pleitos, Proverbios 17 es uno de los capítulos que nos enseña sobre refrenar las palabras y dice el versículo 19b: “el que abre mucho la boca, busca que se la rompan”. Así no se la rompan, el hablar más de lo mandado acarrea discusiones e incluso peleas que pueden terminar en disputas y acabarse por esto la relaciones amigables o familiares.

Si nos damos cuenta que por hablar más de lo necesario hemos herido a alguien, lo mejor es arreglar a tiempo la situación y no permitir que las cosas se ahonden, pues esto generaría malestar tanto en el imprudente como en el afectado. “El que perdona la ofensa cultiva el amor; el que insiste en la ofensa divide a los amigos” (Pr. 17:9), y si es el caso a la familia. Practicar la prudencia es de sabios y debe ser la meta a la cual deseemos llegar (Pr. 17:24), porque el prudente controla sus impulsos (Pr. 17:27); al igual que el apóstol Santiago quien afirma que el que doma su lengua es capaz de controlar todo su cuerpo (Stg. 3:2).

Si el Señor a través de Pablo lo advierte para sus discípulos es porque perfectamente conoce el corazón del hombre y sabe cuántos problemas nos evitaríamos si actuáramos con prudencia. Es tan importante que dice el proverbio lo siguiente: “Hasta un necio pasa por sabio si guarda silencio; se le considera prudente si cierra la boca” (Pr. 17:238). Busquemos la manera a través del Espíritu Santo, de poner a funcionar el dominio propio sobre nuestra lengua, para no dar cabida a malos entendidos y evitarnos dolores de cabeza.


Cristo Jesús, vino a enseñarnos prudencia y a través de Él podemos empezar a practicarla. Si es tu deseo conocerle, te puedo guiar para empezar, con una pequeña oración, después sigue buscándole a través de su Palabra que es la Biblia. Oremos:


Amado Jesús: Confieso que soy pecador y te pido perdón por ello. ¡Te necesito! Ven a mi vida. Te acepto como mi Señor y Salvador personal. Gracias Señor por perdonarme y permitirme estar contigo. Enséñame desde ahora en adelante a ser prudente y no verme involucrado en discusiones que dañan la relación con los que frecuento. En tu nombre Jesús, amén.


Un abrazo y bendiciones.

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