sábado, 5 de marzo de 2011

Tranquilidad y actuación

¡Ordena a los israelitas que se pongan en marcha!
Éxodo 14:15.


Lectura diaria: Éxodo 14:1-31. Versículo para memorizar: Éxodo 14:15.


ENSEÑANZA


El capítulo nos narra la historia del cruce de los israelitas por el Mar Rojo. Ellos al ver que el faraón los perseguía tuvieron miedo y Moisés los animó con las palabras: “Quédense quietos que el Señor presentará batalla por ustedes” (v. 14). Enseguida el Señor les ordena ponerse en marcha. Creo que lo dicho por Moisés iba más en alusión a que no se inquietaran ni se desanimaran; a que creyeran y confiaran en el gran poder de Dios.

Al igual que ellos, nosotros tenemos que actuar. En un mundo tan complicado y rodeado de tanta maldad, el enemigo está al acecho para si es posible destruirnos. Desafortunadamente en mi ciudad se ha desatado una ola de atracos por todas partes y al ver los noticieros o escuchar en diferentes corrillos sobre lo mismo, no dejan de venir a mi mente pensamientos de temor. ¡Ajá! Eso es lo que Satanás quiere: atemorizarnos. Sin embargo el Señor nos manda en su Palabra a guardar la calma y más bien estar preparados y listos para cuando nos ataquen, tener la protección soberana del Señor. Pienso que en estos casos como en cualquier otra situación hay que orar y actuar: orar pidiendo siempre la protección del Señor con su sangre. El Salmo 64:1b-2 dice: “protégeme del temor al enemigo. Escóndeme de esa pandilla de impíos, de esa caterva de malhechores”. Y lo segundo es no dar pie a los bandidos. El refrán dice: “la ocasión hace al ladrón”. La protección del Señor ha sido algo palpable en mi vida; estoy convencida de ello y aunque mi mente diga “no” mi corazón dice “si”. “Fuera de ti, desde tiempos antiguos nadie ha escucha ni percibido, ni ojo alguno ha visto, a un Dios que, como tú, actúe a favor de quienes en él confían” (Is. 64:4).

Termina la lectura del día diciéndonos que los israelitas al ver el gran poder que el Señor había desplegado en contra de los egipcios, temieron al Señor y creyeron en él y en su siervo Moisés (v.31). La gloria de Dios siempre se manifiesta en las dificultades.


Te invito a creer en Aquel que puede cuidarte por donde quiera que vayas. Oremos:


Señor Jesucristo: Te entrego mi vida llena de temores y angustias para que vengas a darme paz y sosiego. Perdona mis pecados y guía mis pasos por la senda que deseas llevarme. Gracias Señor por hacerlo y venir a morar conmigo. En tu nombre Jesús, amén.


Un abrazo y bendiciones.

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