lunes, 7 de marzo de 2011

El amor por Jerusalén

Mas alégrense con Jerusalén, y regocíjense con ella, todos los que la aman; salten con ella de alegría, todos los que por ella se conduelen.
Isaías 66: 10.


Lectura diaria: Isaías 66:10-16. Versículo para memorizar: Isaías 66:10.


ENSEÑANZA


El amor de los cristianos por Israel y su capital Jerusalén no es entendible para el resto; nosotros sabemos que Dios ama y defiende a esta nación por encima de lo que sea; inclusive hay una promesa para los que oramos por ellos (Sal. 122:6). Nos guste o no, Israel sigue siendo el pueblo amado de Dios. La Biblia entera gira alrededor del pueblo hebreo. Antes de la segunda guerra mundial, nadie daba un peso por los judíos, al contrario eran en la mayoría de países, los desplazados y desterrados que no tenían un suelo donde reposar. Sin embargo, había una promesa para ellos y año tras año, mes tras mes, día tras día, se la reclamaban a Dios, sin perder nunca la fe, que ese día llegaría. En mayo de 1948, las Naciones Unidas acordaron darles un pedazo de tierra y dividieron a Palestina en dos. No es que le hayan quitado la tierra a Palestina; fue más bien, la restitución en algo, de lo que la historia les arrebató. Sus raíces vienen desde hace más de tres mil años. Ese pedazo de suelo aparentemente inhóspito y desértico (dentro de las jugadas magistrales de Dios), se convirtió en tan solo cincuenta años de independencia, en el país más avanzado del sudoeste de Asia en el desarrollo económico e industrial. A pesar de sus incipientes recursos naturales, Israel con tesón y tecnología exporta actualmente frutas y verduras (son los creadores del cultivo hidropónico); al igual que también lo hace con productos farmacéuticos, software, productos químicos, tecnología militar y diamante. Israel es líder mundial en la conservación del agua y la energía geotérmica (Dios sabía y sabe cómo está moviendo sus fichas).

Si hay algún escéptico o receloso del pueblo judío, déjeme decirle que ante la mano de Dios sobre ellos es imposible pelear. Los cristianos amamos esa tierra porque es la tierra de nuestro líder, el Señor Jesucristo. Y ante el temor de muchos frente a los acontecimientos mundiales nadie sabe el día ni la hora, pero personalmente estoy convencida del hecho que marca una señal: Israel nuevamente nación.


Te invito a pasear con el Señor por esos caminos que describe la Biblia que él pasó. Si nunca le has aceptado en tu vida, lo puedes hacer en este momento. Oremos:


Amado Jesús: Deseo conocerte de todo corazón. Te entrego mi vida para que seas mi Señor y Salvador; perdona mis pecados y hazme la persona que quieres que yo sea. Gracias por perdonarme y limpiarme; gracias por darme una nueva vida contigo y aprender de ti. Y gracias Señor por darme la vida eterna y todo el poder de tu Santo Espíritu. Amén.


Un abrazo y bendiciones,


Bibliografía: Wikipedia, la enciclopedia libre

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