miércoles, 9 de marzo de 2011

Por el camino sin conocerle

–¡Qué torpes son ustedes –les dijo–, y qué tardos de corazón para creer todo lo que han dicho los profetas!
Lucas 24:25.


Lectura diaria: Lucas 24:13-49. Versículo para memorizar: Lucas 24:25.


ENSEÑANZA


Al tercer día, después de la muerte de Jesús, dos de sus discípulos iban por el camino a Emaús, conversando sobre el Señor y los últimos acontecimientos. Quizá habían compartido con “su Maestro” muchas cosas pero aún les faltaba convencimiento sobre quién era en realidad Él. Tal vez suceda con frecuencia que se va por el camino sin percatarse de su amor y de todos los beneficios que se reciben a diario de parte del Señor. Muchos creen conocerle, pero más bien, apenas lo distinguen. Han escuchado mil razones de Él, pero los corazones están endurecidos y simplemente Dios puede convertirse en un fetiche o amuleto, al igual que su Palabra. Las noticias dan cuenta de hombres y mujeres malvados que antes de ir a cometer sus fechorías se dirigen a “Dios”(o al dios de ellos más bien), supuestamente, para que puedan llevar a cabo su cometido. Otros, tienen en su casa una Biblia (bien por ello), pero no para leerla diariamente ni estudiarla, sino con el único fin de tenerla abierta en el Salmo 91, como si ésta fuera la contra para evitar males y desgracias.

De una u otra forma, la mayoría de las personas por lo menos en Colombia, han oído hablar del poder y magnificencia de Dios. Ahora no hay excusa porque por diferentes medios periodísticos, se exaltan las bondades y gloria de Él. Sin embargo, para el duro de corazón, esto pasa inadvertido. Hay que pedirle al Señor que abra los ojos de los ciegos para que puedan ver y los oídos para que escuchen la verdad: “Entonces se les abrieron los ojos y lo reconocieron” (v. 31); Más adelante cuando se apareció ante sus discípulos y también confundidos y asombrados no entendían, “les abrió el entendimiento para que comprendieran las escrituras” (v. 45).


Este Jesús, que anduvo predicando las buenas nuevas por toda Galilea y después por el camino a Emaús, es el mismo que les comparto. Es el Cristo resucitado que padeció y murió por nuestros pecados. Si vas errante por el camino de la vida, te invito para que le conozcas personalmente y tengas una relación íntima con Él. Si es así, te sugiero la siguiente oración:


Señor Jesús: De oídas sé de ti. Hoy quiero conocerte en verdad como el Dios que resucitaste para darme una nueva oportunidad de vida. Te abro la puerta de mi corazón y te pido que entres en mí para que seas mi Señor y Salvador. Perdona mis pecados y hazme la persona que deseas que yo sea. Amén.


Un abrazo y bendiciones.

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