viernes, 4 de marzo de 2011

Día de salvación

Hoy ha llegado la salvación a esta casa –le dijo Jesús–.
Lucas 19:9.


Lectura diaria: Lucas 19:1-10. Versículo para memorizar: Lucas 19:9.


ENSEÑANZA


En los tiempos de Jesús, los recaudadores de impuestos tenían muy mala fama. Zaqueo vivía en Jericó y no era la excepción. Sin embargo, cuando supo que Jesús pasaba por allí, se subió a un árbol para poder mirarlo, pues su estatura no se lo permitía, porque la multitud se lo impedía. El Señor conociéndolo de antemano mirándole le dijo que bajara porque se iba a hospedar en su casa. La gente extrañada, censuraba a Jesús; pero Él haciendo caso omiso a las palabras y murmullos de la gente, le dice a Zaqueo: “Hoy ha llegado la salvación a esta casa”; enseguida aclara: “Porque el Hijo del hombre vino a buscar y a salvar lo que se había perdido” (v. 10). El Señor no vino por buenos o justos. Vino a buscar ladrones, matones, prostitutas y en fin toda clase de delincuentes. Jesús durante su ministerio aquí en la tierra, demostró gran compasión por ellos y por esto los fariseos y maestros de la ley lo tildaban.

Hoy, como en aquella época, está el Señor listo a concederle la salvación a quien se acoja a Él. No sirve el creernos lo suficientemente buenos, porque no hay uno solo, todos hemos pecado (Ro. 3:23), quizá nos pase como a los fariseos, por fuera supuestamente limpios, pero el corazón completamente dañado. Hoy es día de salvación y no importa qué tan grandes hayan sido los pecados. El Señor desea que lo dejes entrar en tu casa; quiere morar contigo para cenar allí y darte una nueva vida. Te sugiero una corta oración para hacerlo. Dile así:


Señor Jesús: Reconozco que soy pecador pero al igual que Zaqueo deseo que entres en mi casa. Toma mi vida, te la entrego para que hagas con ella lo mejor para mí. Perdona mis pecados y dame el gozo de tu salvación. Gracias Señor, por lavarme y limpiarme y por darme la vida eterna que me ofreciste. En tu nombre Jesús, amén.


Un abrazo y bendiciones.

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