martes, 29 de marzo de 2011

Llamado a los gobernantes

¡Ay del que edifica su casa y sus habitaciones superiores violentando la justicia y el derecho! ¡Ay del que obliga a su prójimo a trabajar de balde, y no le paga por su trabajo!
Jeremías 22:13.


Lectura diaria: Jeremías 22:3-17. Versículo para memorizar: Jeremías 22:13.


ENSEÑANZA


A Dios no se le quedó nada por fuera del contexto bíblico y los versículos estipulados a los reyes de ese tiempo, son exactamente para los dirigentes de ahora. El corazón del gobernante, sea rey, primer ministro, presidente, mandatario o como se le llame, debe saber que por encima de su autoridad está la de Dios, y que no la tendría si el Señor no se la hubiese concedido (Jn. 19:11). En cuanto al tema de mandatarios, no solamente es culpable quien está arriba, nosotros también en parte lo somos puesto que hemos sido los portadores de esos votos. La importancia de los creyentes en saber a quién eligen es importante. En Colombia más de la mitad de la población que cumple con el sufragio, es cristiana; entonces, ¿por qué hay tanta corrupción e injusticia social? Creo que debemos reflexionar sobre el tema y sacar conclusiones lógicas que nos lleven a actuar con conciencia. No estoy de acuerdo que los pastores y líderes religiosos se lancen a la política porque lógicamente no podrían servir a dos señores, pero sí hay mucho cristiano auténtico, capaz de gestionar en cargos claves. Gracias a Dios, tenemos a una mujer integral en cabeza de la Fiscalía y a un hombre de Dios en el Ministerio de Defensa y creo que hay otros en puestos de importancia. Nuestro deber: orar por ellos continuamente ya que de todas maneras, su trabajo, no es una labor fácil. Pero para aquellos que busquen el poder sólo con ansias de enriquecimiento, está la Palabra de Dios: “¿Acaso eres rey sólo para acaparar mucho cedro?” (v. 15. El cedro era muy apreciado en esa época y de gran valor). Hablando de David, dice la Escritura: “Tu padre no solo comía y bebía, sino que practicaba el derecho y la justicia, y por eso le fue bien. ¿Acaso no es esto conocerme? –afirma el Señor–. Pero tus ojos y tu corazón sólo buscan ganancias deshonestas, sólo buscan derramar sangre inocente y practicar la opresión y la violencia” (vv. 15b- 17). “Al buen entendedor, pocas palabras bastan”, señala el refrán. Aprendamos dos cosas: A tomar conciencia y votar no por sentimientos ni colores, sino muy objetivamente; y también a orar por todos los que tienen en sus manos el dirigir los destinos de nuestra nación, así no sean los de nuestros afectos. Dios puede cambiar sus corazones. Lo demás dejémoslo a ellos, les llegará el momento de rendir cuentas al Jefe Supremo.


Si no conoces a Jesús como el Salvador, te invito a orar conmigo:


Señor Jesucristo: Deseo saber de ti, para seguir el Manual de instrucciones que me dejaste. Reconozco que soy pecador y te pido perdón por ello. Toma el control del trono de mi vida y hazme la persona que quieres que yo sea. Gracias por venir a mí, gracias por perdonarme y limpiarme; y también gracias por darme la salvación. En tu nombre Jesús, amén.


Un abrazo y bendiciones.

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