sábado, 12 de marzo de 2011

Dios está por encima de la ciencia

No reflexionan ni dicen: “Temamos al Señor, nuestro Dios, quien a su debido tiempo nos da lluvia, las lluvias de otoño y primavera, y nos asegura las semanas señaladas para la cosecha”.

Jeremías 5:24.


Lectura diaria: Jeremías 5:20-29. Jeremías 5:24.


ENSEÑANZA


El temor al Señor no es un temor de miedo; es un temor reverente, de respeto, de entender que Él es el Todopoderoso y Soberano Dios. Desafortunadamente, el hombre actualmente cree más en sus propios inventos y en su poder que en El que le ha capacitado para realizarlos. El mundo moderno o posmoderno más bien, está inundado de tecnología. Cada nuevo día, da pié a una nueva invención y la de ayer ya queda obsoleta. Eso está bien. Lo que no está bien es no tener a Dios por encima de los avances científicos. “Pero este pueblo tiene un corazón terco y rebelde; se ha descarriado, ha sido infiel” (v. 23). No le invocan, ni reflexionan en sus conciencias. No pueden esperar nada de su parte porque si no lo toman en cuenta, entonces ¿para qué? “Las iniquidades de ustedes les han quitado estos beneficios; sus pecados los han privado de estas bendiciones” (v. 25). La humanidad se ha olvidado de Aquel que puede calmar vientos y tempestades (Mt. 8:27). Ante los acontecimientos brutales de la naturaleza últimamente, en general se preocupa más por el daño que el hombre le ha hecho, antes que poner la mirada en el Hacedor de ella. Considero que una cosa conlleva a la otra: el mismo desconocimiento de Dios, no le permite al ser humano tener compasión por la tierra, los animales y mucho menos por el prójimo. Hay que amar a la naturaleza, sin tener que devolvernos al panteísmo pero sí estar en contra de los depredadores tanto del reino animal como vegetal. Es obligación nuestra cuidar lo que Dios ha puesto a nuestro alcance. Aquí somos administradores de todo lo que tenemos: cuerpo, dinero, talentos, naturaleza, etc. y Dios después nos tomará cuentas de ello.

La lección para aprender es no creernos tan autosuficientes y “dioses”. Voltear siempre la mirada a nuestro Creador pase lo que pase, sabiendo que Él es poderoso y soberano en los cielos y en la tierra. Nosotros, sencillamente estamos bajo su mando. “¿Qué es el ser humano para que lo tomes en cuenta?” (Sal. 8:4b). Dios no necesita del hombre, es el hombre quien lo necesita a Él.


Si deseas recibir a Cristo como Señor y Salvador de tu vida, te invito a orar:


Señor Jesucristo: Te necesito. Soy pecador y quiere que entres en mi corazón para perdonarme y limpiarme. Enséñame a verte como el Dios poderoso que eres, capaz de controlar el viento y el mar. Gracias por venir a morar conmigo, por perdonarme y limpiarme, y por darme la salvación. En tu nombre Jesús, amén.


Un abrazo y bendiciones.

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