domingo, 6 de marzo de 2011

Dichosos siempre

¡Dichoso aquel a quien tú escoges, al que atraes a ti para que viva en tus atrios!
Salmo 65:4
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Lectura diaria: Salmo 65:1-13. Versículo para memorizar: Salmo: 65:4.


ENSEÑANZA


Quizá la rutina diaria de siempre nos aleje de la realidad. Con frecuencia olvidamos quiénes somos y para dónde vamos. El Señor dice aquí en su Palabra que es “dichoso” quien es escogido por Él. Se refiere al que llega a conocerlo y aceptarlo como Señor y Salvador. Esa persona es altamente bendecida y no se percata de ello porque tal vez ha dejado atrás su “primer amor” y todo se le convirtió en usanza o en un rito, o aprehendiendo matices de tradición.

¿Cuántas veces nos volvemos monótonos al orar? O ¿Cuántas otras, asistimos a la iglesia por asistir, leemos la Biblia por leerla nada más? Bienaventurado es triplemente “dichoso” y aquí se nos dice que somos dichosos. No desaprovechemos ese regalo tan preciado de Dios: “Saciémonos de los bienes de tu casa, de los dones de tu santo templo” (v. 4b). No solamente está disponible una vida eterna al lado del Señor, sino que desde aquí, terrenalmente podemos empezar a vivirla de manera diferente: “yo he venido para que tengan vida y la tengan en abundancia” (Jn. 10:10b). Dios quiere que empecemos a llevar una vida con propósito; que tenga un fin determinado y para eso debemos proveernos de todo lo que como buen Padre nos ofrece. Eso es vivir en sus atrios: conocerle y hacer su voluntad.


Si nunca has tenido la oportunidad de hablar con Jesús, te invito a hacerlo en este momento. Dile así:


Amado Jesús: Quiero conocer de ti para poder estar en tus atrios. Te acepto como mi Señor y Salvador. Por favor toma mi vida, te la entrego para que hagas de ella lo mejor. Perdona mis pecados y llévame por la senda correcta. Gracias Jesús por hacerlo; por perdonarme y limpiarme; y por darme desde ahora la vida abundante que prometiste. En tu nombre Jesús, amén.


Un abrazo y bendiciones.

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