lunes, 26 de abril de 2010

Promesa de slvación familiar

Cree en el Señor Jesús; así tú y tu familia serán salvos.

Hechos 16:31.

Lectura diaria: Hechos 16:16-34. Versículo del día: Hechos 16:31.

ENSEÑANZA

Cuando conocemos al Señor y entendemos el regalo de la salvación, nos preocupa la familia. En Hechos 16:31 encontramos una promesa que nos da tranquilidad. Esto no quiere decir que solamente con nuestra decisión de fe basta porque el don de la salvación es personal; lo que pasa es que el Señor permite que haya el espacio y el momento exacto para que lleguen a sus pies o dispone a las personas adecuadas y aún a nosotros mismos nos utiliza para llevarles el mensaje. En la lectura de hoy encontramos que Dios dispone todas las cosas con un propósito. Primero permitió que Pablo y Silas fueran encarcelados; luego ocurrió un terremoto tan fuerte que las puertas se abrieron y las cadenas se soltaron. El carcelero asustado quiso matarse pero Pablo lo tranquilizó ya que nadie había escapado. Al ver el carcelero lo sucedido, inmediatamente creyó porque reconoció algo insólito y se echó a los pies de Pablo y Silas diciéndoles: “Señores: ¿Qué tengo que hacer para ser salvo? el primero en aceptar al Señor fue el carcelero y después de su conversión recibieron las Buenas Nuevas los de su casa. A veces las circunstancias difíciles nos llevan a desesperarnos pero debemos seguir el ejemplo de estos dos hombres que enfrentaron la situación con oración y alabanza a Dios, sin importarles que estuvieran detenidos y que hubieran sido azotados. El Señor permitió esta serie de sucesos con un fin específico: la conversión no solamente del carcelero sino de muchos más y entre ellos la de su propia familia. Nunca dudes que Dios va a tocar a las puertas de los de tu casa; no importa de qué medios se coja para lograr el cometido; pero que lo hace, lo hace. Ora y espera el minuto preciso porque sus promesas son sí y amén.

Un abrazo y bendiciones.

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