viernes, 2 de abril de 2010

Lavados completamente

Entonces, Señor, ¡no sólo los pies sino también las
manos y la cabeza!

Juan 13:9.

Lectura diaria: Juan 13:1-17. Versículo del día: Juan 13:9.

ENSEÑANZA

Jesús, el Divino Maestro, como un acto de humildad le lavó los pies a sus discípulos. Pedro quien actuaba como líder del grupo pensaba que era imposible que su Maestro llegara a tal posición. Le refutó diciéndole: “¡No! Jamás me lavarás los pies” (verso 8). El Señor le replicó que si no lo hacía, entonces no tendría parte con Él. Este lavamiento tiene dos enseñanzas: la primera como lección de humildad, donde debemos aprender a bajarnos hasta la posición de las personas que están bajo nuestra autoridad. Si el Señor lo hizo, ¿por qué nosotros no? La segunda, nos revela el significado que tiene el lavamiento: La sangre de Jesucristo nos lava completamente y cuando nos ponemos a sus pies, Jesús nos limpia desde la cabeza hasta los píes. “El que ya se ha bañado no necesita lavarse más que los pies –le contestó Jesús–; pues ya todo su cuerpo está limpio. Y ustedes ya están limpios, aunque no todos” (verso 10). ¡Gloria a Dios! Él ya nos ve limpios, simplemente tenemos que lavarnos los pies diariamente porque en nuestro trasegar cotidiano vamos ensuciándonos y es necesario practicar la confesión. Dios desea de sus hijos una vida íntegra aunque mentiríamos si decimos que no cometemos pecado. A diario pecamos, pero su bendita sangre nos limpia y perdona (1ª. Juan 1:9). El Señor decía “aunque no todos”, refiriéndose a Judas. Hoy Viernes Santo, donde la mayoría de países latinos conmemoramos la pasión y muerte de Nuestro Señor Jesucristo, reflexionemos y entremos a formar parte de los que el Señor dice: “ya están bañados”. Te invito para que te dejes lavar completamente por el Señor y nadie tenga que tildarte de “Judas”. Podemos orar así: Señor Jesucristo, yo te necesito, te abro la puerta de mi vida y re recibo como mi Señor y Salvador. Gracias por perdonar mis pecados, por bañarme completamente y permitirme hacer parte de los tuyos. Gracias por darme una vida nueva y llenarme de tu Santo Espíritu. En tu nombre Jesús, Amén.

Un abrazo y bendiciones.

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