miércoles, 28 de abril de 2010

Llamado a la justicia

Dios preside el consejo celestial; entre los dioses dicta sentencia: ¿Hasta cuándo defenderán la injusticia y favorecerán a los impíos?.

Salmo 82:1-2.

Lectura diaria: Salmo 82.1-8. Versículo del día: Salmo 82:1-2.

ENSEÑANZA

Dios como Ser Supremo y Juez por excelencia cuestiona a todos aquellos que imparten justicia. Los amonesta para que defiendan a los huérfanos, desvalidos, pobres, oprimidos, menesterosos y necesitados. Todos ellos se creen dioses y van a morir como cualquier otro mortal (vv. 3-7). Pensamos que estas palabras eran para aquella época pero desafortunadamente es el diario vivir en sociedades actuales. La injusticia social ronda por calles y tribunales sin que las voces de sus atribulados hagan eco en las esferas del poder de la justicia. Dios hace un llamado a gobernantes, jueces y dirigentes en general: “Hagan justicia cada mañana, y libren al explotado del poder del opresor, no sea que mi ira se encienda como un fuego y arda sin que nadie pueda extinguirla, a causa de la maldad de sus acciones (Jer. 21:12). A veces creemos y decimos al igual que el salmista: “Oh Dios, no guardes silencio; no te quedes, oh Dios, callado e impasible” (Sal. 83:1), sin tener en cuenta que el silencio aparente de Dios, es el retumbar sonoro de su gloriosa manifestación. Dios nunca está quieto e impasible; al contrario, trabaja arduamente en bien de la humanidad, pero esta humanidad está tan corrompida y endurecida que ni siquiera puede ver sus obras, su maldad e indiferencia la opaca. Sin embargo, los de su pueblo, los de su Iglesia podemos estar confiados porque se levantará como guerrero y peleará por nosotros. “Tu brazo es capaz de grandes proezas; fuerte es tu mano, exaltada tu diestra. La justicia y el derecho son el fundamento de tu trono, y tus heraldos, el amor y la verdad” (Sal. 89:13-14). El trono de Dios está cimentado sobre el derecho y la justicia; Dios no permitirá que a sus hijos se les condene injustamente porque su legado, precisamente está basado en el amor y la verdad. No en la verdad y el amor del mundo; en la verdad que es Cristo Jesús, la esperanza de gloria. Dios peleará por los suyos y ¡ay de aquel que toque a alguno de ellos! Muy mal le irá. “Levántate, oh Dios, y juzga a la tierra, pues tuyas son todas las naciones”. “Que sepan que tú eres el Señor, que ese es tu nombre; que sepan que sólo tú eres el Altísimo sobre toda la tierra” (Sal. 82:8; 83:18).

Un abrazo y bendiciones.

No hay comentarios: