domingo, 25 de abril de 2010

Me llamaste y te libré

En tu angustia me llamaste y te libré; oculto en el nubarrón te respondí; en las aguas de Meribá te puse a prueba.

Salmo 81:7.

Lectura diaria: Salmo 81:1-16. Versículo del día: Salmo 81:7.

ENSEÑANZA

¿Cuántas veces el Señor nos responde en medio de la adversidad? Desafortunadamente cuando estamos en problemas es cuando más nos cogemos y buscamos a Dios. Entonces, es necesario que el Señor nos ponga a prueba para calibrar nuestra fe y perseverancia y entender qué es lo que espera Él de sus hijos. El pueblo de Israel, obstinado y desobediente poca atención ponía a su voz. “¡Ay Israel, si tan sólo me escucharas!” (Verso 8). Nos quejamos porque no le oímos ni vemos sin darnos cuenta que de una u otra forma, siempre está aconsejándonos y hablándonos; pero somos tan ciegos que nos encerramos en el menor problema y éste no nos deja ver más allá de la nariz. Dice el verso 13 lo siguiente: “Si mi pueblo tan sólo me escuchara, si Israel quisiera andar por mis caminos, ¡cuán pronto sometería yo a sus enemigos, y volvería mi mano contra sus adversarios!”. Aprendamos la lección dejada en el Salmo y dispongamos todos los sentidos para escuchar desde el menor de los murmullos hasta su voz fuerte en el trueno y la tormenta. Quizá es esto lo que espera Dios de ti y de mí: que mengüemos la voluntad para que la suya se eleve al punto que pueda abogar y entrar al terreno en que hemos puesto un muro. Nuestro sometimiento desatará la liberación y veremos la gloria de Dios exaltada a través de nuestras vidas. Su amor y misericordia es tan grande, que como buen Padre no nos dejará a un lado ni rechazará; al contrario nos atraerá con brazos amorosos y dirá: ¡Me llamaste y te libré!

Un abrazo y bendiciones.

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