domingo, 4 de abril de 2010

Elegidos para elegir

No me escogieron ustedes a mí, sino que yo los escogí a ustedes y los comisioné para que vayan y den fruto, un fruto que perdure.

Juan 15:16.

Lectura diaria: Juan 15:1-17. Versículo del día: Juan 15:16.

ENSEÑANZA

El Padre como buen labrador, pasa la mirada por su vid y si ve que la rama no da fruto, la corta. Las buenas, las aceptables para dar fruto, las poda para que aún sea mayor su cosecha (versos 1-2). El Señor nos escogió como fruto aprobado, sensible, agradable a sus ojos. No fue pues, que nosotros lo elegimos a Él, sino que Él nos miró con ojos compasivos y misericordiosos y nos favoreció. Se cumple pues, la palabra del profeta Jeremías en cada uno de los llamados: “Antes de formarte en el vientre, ya te había elegido”; “¡Me sedujiste Señor, y yo me dejé seducir!”(Jeremías 1:5 y 20:7). Tenemos una misión que cumplir como sus seguidores, como embajadores de su reino: ir y dar mucho fruto, pero fruto que perdure. La misión no es solamente que brote fruto, sino que éste también sea sano, agradable para Él; fruto imperecedero que también al repodarse de nuevo continúe con el mismo ciclo. Entonces, pasaremos de ser elegidos a elegir los posibles frutos de la vid verdadera. Al final nuestro Padre nos dirá: “¡Hiciste bien, siervo bueno y fiel! En lo poco has sido fiel; te pondré a cargo de mucho más. ¡Ven a compartir la felicidad de tu Señor! (Mateo 25:21). Aprendamos la lección y empecemos a cosechar frutos buenos, sin manchas ni arrugas que los envejezcan aún sin haber madurado completamente. Que nuestra labranza sea la que Dios desea: llena de frutos sanos y relucientes; apetecibles hacia los demás y que permanezcan para siempre.

Un abrazo y bendiciones.

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