jueves, 2 de julio de 2009

Si tu oído inclinas hacia la sabiduría

…si tu oído inclinas hacia la sabiduría… si la buscas como a la plata, como a un tesoro escondido… entonces… la sabiduría vendrá a tu corazón… la discreción te cuidará…

Proverbios 2: 1-11.

Todos necesitamos la sabiduría. La sabiduría empieza por darle a Dios el lugar prominente que le corresponde y se extiende a toda actividad de la vida humana.

Hablando acerca de la sabiduría Salomón en el Libro de Proverbios nos aconseja buscarla como a un tesoro escondido porque a través de ella lograremos el conocimiento de Dios que endulzará nuestra vida. Nos moverá a ser íntegros y protegerá nuestro camino. La sabiduría describe la prudencia práctica en la vida necesaria para gobernar, para dirigir, para enseñar. En cualquier campo que nos movamos, necesitamos de ella.

No debemos confundir la sabiduría con el falso conocimiento. “¿Dónde está el sabio? ¿Dónde el erudito? ¿Dónde el filósofo de esta época?” 1ª. Corintios 1:20. Los que basan su vida en esta supuesta sabiduría fracasan en la esfera espiritual. “Los que afirmaban ser sabios se volvieron necios” (Romanos 1:22).

La sabiduría nos da, discreción, prudencia, cordura en la vida diaria y nos ayuda a tomar decisiones éticas. Personalmente, le he pedido al Señor, me enseñe a no ser impulsiva e imprudente ya que esto me trae muchos contratiempos. Dios me enseña la única manera de lograrlo: buscando la sabiduría.

La sabiduría de Dios se da a conocer de acuerdo a su propósito por medio del Señor Jesucristo (Efesios 3:10-11) y es locura para el mundo, pues no se entiende que Dios, la haya regalado para una salvación gloriosa (1ª. Corintios 1:21).

Así que Cristo es la sabiduría de Dios y llega a ser fuente de verdadera sabiduría para el cristiano a fin de que este entienda su voluntad, alcance la madurez espiritual y consiga la dirección práctica para su diario vivir.

Quizá no logremos entender hasta dónde llega la sabiduría de Dios, pero como Pablo, exclamaremos: “¡Qué profundas son las riquezas de la sabiduría y del conocimiento de Dios! ¡Qué indescifrables sus juicios e impenetrables sus caminos!” Romanos 11:33. Y termina:

¡A Él sea la gloria por siempre! Amén.

Si a alguno le falta sabiduría, pídasela a Dios y Él se la dará abundantemente (Santiago 1:5).

Un abrazo y bendiciones.

Bibliografía: Diccionario Ilustrado de la Biblia

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