lunes, 27 de julio de 2009

Regocíjense en el Señor su Dios

Alégrense, hijos de Sión, regocíjense en el Señor su Dios, que a su tiempo les dará las lluvias de otoño. Les enviará la lluvia, la de otoño y la de primavera, como en tiempos pasados

Joel 2:23.

A través de Joel como en toda la Escritura Dios nos dice “no temas”. La Biblia nos reconforta y alienta en todo momento. Como Dios omnisciente sabe que los tiempos son difíciles y precisamente, los cristianos, tenemos que aprender a confiar en Él y en su Palabra, alegrándonos porque nos promete mandarnos a su tiempo las lluvias necesarias.

No debemos permitir que Satán nos invada con pensamientos negativos; a pesar de las dificultades Dios está en medio cuidando de nosotros. Alegrémonos y regocijémonos, alabando al Señor por su grandeza, su amor y fidelidad. Los tiempos que vienen para los creyentes, serán aún mejores que los de antaño. ¡Gloria a Dios!

“Yo les compensaré a ustedes por los años en que todo lo devoró ese gran ejército de langostas que envié contra ustedes: las grandes, las pequeñas, las larvas y las orugas. Ustedes comerán en abundancia hasta saciarse, y alabarán el nombre del Señor su Dios, que hará maravillas por ustedes. ¡Nunca más será avergonzado mi pueblo!” versículos 25-26.

Esta pudo o puede ser la situación de tantos. Lo maravilloso es que nuestro Dios, no se queda quieto, mirándonos hundir. Nos llama y exhorta en todo momento pidiéndonos que rasguemos el corazón y nos volvamos a Él que es compasivo y bondadoso, lento para la ira y lleno de amor (verso 13), y su respuesta no se hará esperar. Confiemos pues en su benevolencia y sigamos adelante.

Señor y Dios: hoy queremos rasgar nuestro corazón ante ti que eres compasivo y misericordioso. Venimos con corazón humilde a pedirte perdón por los pecados cometidos. Gracias por perdonarnos; nos regocijamos y alegramos en ti Señor Jesús, quien fuiste capaz de pisotear a Satanás y le exigimos a él con la autoridad que nos ha dado nuestro Padre Celestial y por la gracia tuya, que nos devuelva todo lo que la langosta, la oruga y la larva nos arrebató. Gracias Señor por tu poder y porque tu Palabra nos afirma que mandarás lluvias torrenciales de bendición de tal manera que tus maravillas se verán por doquier. Nosotros lo creemos así, lo aceptamos, lo declaramos y lo confesamos. En tu nombre Jesús, amén.

Un abrazo y bendiciones.

No hay comentarios: