viernes, 3 de julio de 2009

Contarás con el favor de Dios

Contarás con el favor de Dios y tendrás buena fama entre la gente.

Proverbios 3:4.

¡Cuánto me reconforta saber que mi Señor está pendiente de mí! Empezar a hacer mi devocional y encontrar tantas promesas a la vez, estoy segura que no es casualidad, es el amor de Dios regalado a través de su Palabra. Como testimonio les mostraré el porqué de lo que digo:

En mi secuencia diaria me corresponde leer Deuteronomio 28, capítulo que dividí en dos partes, las bendiciones y las maldiciones, ambas relacionadas con el obedecer. Hoy empecé con las bendiciones, porque aunque que me falta mucho, aspiro a ser lo más obediente posible no sólo para recibirlas sino para agradar a Dios. No voy a enumerar todas con las que comienza este capítulo; me parece que las últimas encierran mucho: El Señor abrirá los cielos, su generoso tesoro, para derramar a su debido tiempo la lluvia sobre la tierra, y para bendecir todo el trabajo de tus manos. Tú le prestarás a muchas naciones, pero no tomarás prestado de nadie. El Señor te pondrá a la cabeza, nunca en la cola. Siempre estarás en la cima, nunca en el fondo…” Versículos 12-13.

Pasé a 2a. Samuel 7 y miren que hermosas promesas “Yo he estado contigo por donde quiera que has ido… Y ahora voy a hacerte tan famosa como los más grandes de la tierra…” “Señor mi Dios, tú que le has prometido tanta bondad a tu sierva, ¡tú eres Dios, y tus promesas son fieles! Dígnate entonces bendecir a la familia de tu sierva, de modo que bajo tu protección exista para siempre, pues tú mismo Señor lo has prometido. Si tú bendices a la descendencia de tu sierva, quedará bendita para siempre”. ¡Qué mejor regalo para una madre! Saber que sus hijitos y los hijitos de ellos van a llevar el sello de la bendición de Dios, da una inmensa tranquilidad.

Por ustedes que leen este devocional, oro como Pablo “Y pido que, arraigados y cimentados en amor, puedan comprender,…cuán ancho, largo, alto y profundo es el amor de Cristo” Efesios 3:17-18. Deseo que entiendan las promesas como bendiciones de Dios, derramadas sobre ustedes por su infinito amor incomparable que sobrepasa todo entendimiento.

“¡Qué grande eres, Señor omnipotente! Nosotros mismos hemos aprendido que no hay nadie como tú, y que aparte de ti no hay Dios” 2ª. Samuel 7:22.

Un abrazo y abundantes bendiciones.

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