viernes, 10 de julio de 2009

Clamor por Colombia

Señor, Dios grande y terrible, que cumples tu pacto de fidelidad con los que te aman y obedecen tus mandamientos…

Daniel 9:4.

Últimamente, Dios ha puesto en mi corazón una carga por nuestro país y por eso deseo compartirla con todos ustedes, para que juntos doblemos rodilla y nos humillemos ante el Señor como dice en 2ª. Crónicas 7:14.

Ayer comentaba sobre las violaciones a tantas niñas indefensas por los “gamonales” que se creen dueños de todo cuanto hay a su alrededor. Arrastran con lo que encuentran a su paso dejando angustia y desolación en sus víctimas.

Bien sabemos que Colombia está ubicada en el trópico y por consiguiente no es objeto de inclemencias naturales, tales como huracanes y tornados. Sin embargo hemos sido azotados por un huracán mayor: la violencia. Una violencia padecida por más de cincuenta años, convertida en un círculo vicioso (guerrilla-paramilitares-narcotraficantes-injusticia-corrupción), para completar la tragedia dentro de las fuerzas militares hay algunos que por ansías de poder quizá, ayudan a agrandar la situación y tal parece que esta guerra fuera de nunca acabar. Ahí es donde no podemos seguir impávidos como simples espectadores nada más, nosotros como cristianos tenemos una obligación, ante Dios, ante nuestra patria y ante nuestros hijos. ¡Por Dios! ¿Les vamos a seguir dejando este legado de horror y miseria?

Al leer el Libro de Daniel, encontré la oración que él elevó a Dios clamando por su pueblo y deseo que la tomemos como muestra para hacer lo mismo e interceder por nuestra tierra:

Señor, Dios grande y terrible, que cumples tu pacto de fidelidad con los que te aman y obedecen tus mandamientos: Hemos pecado y hecho lo malo; hemos sido malvados y rebeldes; nos hemos apartado de tus mandamientos y de tus leyes. Tú señor eres justo. Nosotros en cambio, somos motivo de vergüenza por haber pecado contra ti. Pero aún cuando nos hemos rebelado contra ti, tú, Señor nuestro, eres un Dios compasivo y perdonador. Toda Colombia se ha apartado de tu ley y se ha negado a obedecerte. Por eso, porque hemos pecado contra ti, nos han sobrevenido las maldiciones que nos anunciaste, las cuales están escritas en la ley de tu siervo Moisés. Y ahora, Dios y Señor nuestro, escucha las oraciones de este(a) siervo(a) tuyo(a). Haz honor a tu nombre. Préstanos oído, Dios nuestro; abre los ojos y mira nuestra desolación y esta tierra sobre la cual invocamos tu nombre. Al hacerte estas peticiones, no apelamos a nuestra rectitud sino a tu gran misericordia. ¡Señor, escúchanos! ¡Señor, perdónanos! ¡Señor, atiéndenos y actúa! Dios mío, haz honor a tu nombre y no tardes más; para que tu nombre sea invocado en toda ciudad de Colombia y sobre tu Iglesia. Te oramos en el precioso nombre de Jesús, con la unción de tu Santo Espíritu y en acción de gracias, amén.

Propongámonos todos los días a sacar un ratico para orar por nuestra patria.

Un abrazo y bendiciones.

No hay comentarios: