sábado, 11 de julio de 2009

Deberan prepararse para cruzar el rio Jordan

Por eso tú y todo este pueblo deberán prepararse para cruzar el río Jordán y entrar a la tierra que les daré a ustedes

Josué 1:2b.

Josué como sucesor de Moisés, tiene una misión para cumplir: preparar y conducir al pueblo de Israel en su último tramo, quizá el más difícil. Se encontrará con dificultades y obstáculos que tendrá que aprender a sortear. Dios le ha prometido estar con él, no lo dejará ni lo abandonará (verso 5).

Probablemente, has estado deambulando por un desierto árido y tormentoso. No logras entender todavía, el porqué de tantas vicisitudes, tantas caídas y levantadas. No temas ni desmayes, el Señor tu Dios estará contigo y te acompañará a donde quiera que vayas (verso 9). Él te ofrece todo su apoyo y su amor, lo que menos quiere es que te desanimes y pienses en “tirar la toalla”. ¡Sigue adelante! Pon tu píe al borde del río y decídete dar el paso necesario para lograr aquello que tanto has anhelado, ¡tu tierra prometida!

Bien dice Clara Rojas en su libro de “cautiva” que no sabe de dónde sacó la fuerza para resistir ese flagelo. Estoy segura que ante situaciones apremiantes, Dios nos da un poder sobrenatural para afrontar las diferentes dificultades que se cruzan en nuestro camino. A Clara le tocó el del secuestro, a otros una crisis financiera, a otros una enfermedad. Indudablemente Clara a lo largo de su libro, relata cómo se aferró a Dios en ese tiempo. Con certeza puedo afirmar que el reconocer a un Dios supremo y a pesar de las dificultades aprender a darle gracias, ayuda a sobrellevar esta clase de cargas.

¡Cobra ánimo, no tengas miedo! Quizá eres tú, a quien Dios ha puesto como guía en tu hogar. Hay un Dios que aunque no le veas, va delante de ti, abriendo camino en el desierto, Isaías 432:19 lo confirma: “¡Voy a hacer algo nuevo! Ya está sucediendo, ¿no te das cuenta? Estoy abriendo un camino en el desierto y ríos en lugares desolados”. Dios está organizando las aguas para que emprendas la marcha. ¡Prepárate! Ya es tiempo de cruzar.

Señor: Confiamos en tus promesas y aceptamos tu Palabra. Tú eres un Dios poderoso y fiel y nos conducirás al lugar donde saciarás nuestra alma con la miel y la leche de esa tierra prometida. Aunque el río esté agitado y las piedras se interpongan en nuestro andar, danos valor y fuerza para enfrentar estos obstáculos. En el nombre de Jesús, amén.

Un abrazo y bendiciones.

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