jueves, 9 de julio de 2009

Desolada Tamar se quedó a vivir en casa de su hermano Absalón

Desolada, Tamar se quedó a vivir en casa de su hermano Absalón.

2ª. Samuel 13:20.

Triste la historia de Tamar: Su propio hermano la violó y humilló. Ella era una joven princesa virgen y con un futuro promisorio pero su propio hermano, derrumbó sus ilusiones.

Al leer la historia de Tamar, surge en mi menoría lo leído el domingo 5 de julio en el periódico “El Tiempo” de Bogotá, donde se relata la historia de una niña que en ese entonces apenas tenía 13 añitos cuando un gamonal de los “paras” irrumpió en su finca aprovechado la ausencia de la madre y obligó a la niña a acostarse con él, costumbre que persistió cada 8 días durante diez años, quedando embarazada en dos ocasiones. Este señor, que según la revista “Newsweek” lo reseñó como el sucesor de Pablo Escobar, sembró el terror en la Sierra Nevada de Santa Marta, al punto que muchos padres prefirieron convertirse en desplazados antes que entregar a sus hijitas en manos de semejante “depravador”. Dice el periódico: “Tres generaciones de niños crecieron a la sombra de su poder armado y a la sombra de lo que él quisiera hacer con ellas”. Nunca nadie acusó. Padres e hijas le tenían miedo al tal “patrón” como también le decían. “Hablamos con los personeros, inspectores de Policía, presidentes de juntas de acción comunal, sacerdotes, pastores, comadres –dice la fuente-. Hicimos reuniones de mujeres, y nada. Todo el mundo sabía lo que pasaba, que le había ocurrido a la hija de alguien, pero nadie habló”. Después nos preguntamos por qué nuestro país cada día va más cuesta abajo.

Al igual que Tamar estas niñas y con menos posibilidades de salir adelante, pues eran niñas campesinas sin ninguna clase de alcurnia que les ayudara a mitigar un poco su dolor, han tenido que enfrentarse con sus pequeños a un mundo austero, donde tendrán seguramente cicatrices muy profundas difícil de arrancar.

Creo que la misión de la Iglesia evangelizadora, no está solamente en una gran iglesia en medio del confort, la Iglesia Cristiana, llámese católica o evangélica, debe voltear los ojos hacia tanto dolor acumulado y centrar también su labor en los campos de Colombia donde el sufrimiento y el infortunio de sus gentes, es el pan de cada día.

Espero que este relato nos sirva de reflexión y empecemos a sembrar la semilla del verdadero cristianismo en nuestra propia “Judea y Samaria”, antes de pensar en enviar misioneros fuera de nuestro país. ¡Colombia tiene sed de Dios! Pongamos nuestro granito de arena, para que en algo podamos mitigar tanto dolor.

Señor, hoy te pedimos clemencia para nuestra amada patria. ¡Ten compasión de ella! Perdona tanta crueldad y humillación. Permite que seamos portadores de tu mensaje de salvación y restauración para este pobre país, caído en el fondo de la insolencia y la desesperación. Enséñanos a llevar al necesitado las Buenas Nuevas tuyas que reconforten y den vida nuevamente. Muéstrales a todas estas mujeres, que en medio de la desolación, tú estás ahí y quieres proveerlas de todo tu amor. En el poderoso nombre de Jesús, amén.

Un abrazo y bendiciones.

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