lunes, 23 de marzo de 2015

Un corazón dispuesto a obedecer a Dios




Demasiado pronto se han apartado del camino que les ordené seguir, pues no sólo han fundido oro y se han hecho un ídolo en forma de becerro, sino que se han inclinado ante él, le han ofrecido sacrificios, y han declarado: Israel, ¡aquí tienes a tu dios que te sacó de Egipto!
Éxodo 32:8.


Lectura: Éxodo 32:1-35.  Versículo del día: Éxodo 32:8.

MEDITACIÓN DIARIA

¡Duros de corazón y de cerviz los israelitas!  Eso decimos y criticamos  porque nos queda difícil pensar que después de haber visto las maravillas de Dios directamente con ellos, poco o nada les importe el Dios grande y poderoso que tienen. Claro, los culpamos sin darnos cuenta que somos exactamente iguales. Muchas veces ante una aflicción recurrimos al Señor y como todo lo queremos para ‘antier’, entonces nos impacientamos y terminamos metidos en lo que también reprochamos. Se nos borra completamente del disco duro las situaciones y no recordamos su amor y compasión en situaciones anteriores  similares. Nos hacemos dioses de lo primero que encontramos y el mandato de: “No tengas otros dioses además de mí… No te inclines delante de ellos ni los adores. (Éxodo 20:3 y 5), se nos olvida lo que hemos aprendido y como dice el salmista: “Pero entonces lo halagaban con la boca, y le mentían con la lengua.  No fue su corazón sincero para con Dios; no fueron fieles a su pacto” (Salmo 78:36-37).  Un corazón alejado de Dios: “Este pueblo me honra con los labios, pero su corazón está lejos de mí” (Mateo 15:8), y poco a poco endurecido también.
Definitivamente tenemos que guardar el corazón; no podemos dejar que se contamine de costumbres ni de tradiciones que nos alejen de Dios. Para esto busquemos diariamente una relación íntima y sincera con nuestro Señor.

Amado Dios: No queremos quebrantar tus mandamientos y sabiendo que en el corazón se trama el mal, te pedimos que nos enseñes a cuidarlo y guardarlo para obedecerte y no pecar contra ti.

Un abrazo y bendiciones.

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