Demasiado pronto se han apartado del camino que les ordené seguir, pues no sólo han fundido oro y se han hecho un ídolo en forma de becerro, sino que se han inclinado ante él, le han ofrecido sacrificios, y han declarado: Israel, ¡aquí tienes a tu dios que te sacó de Egipto!Éxodo 32:8.
Lectura: Éxodo
32:1-35. Versículo del día: Éxodo 32:8.
MEDITACIÓN DIARIA
¡Duros de corazón y de
cerviz los israelitas! Eso decimos y
criticamos porque nos queda difícil
pensar que después de haber visto las maravillas de Dios directamente con
ellos, poco o nada les importe el Dios grande y poderoso que tienen. Claro, los
culpamos sin darnos cuenta que somos exactamente iguales. Muchas veces ante una
aflicción recurrimos al Señor y como todo lo queremos para ‘antier’, entonces
nos impacientamos y terminamos metidos en lo que también reprochamos. Se nos
borra completamente del disco duro las situaciones y no recordamos su amor y
compasión en situaciones anteriores similares. Nos hacemos dioses de lo primero
que encontramos y el mandato de: “No tengas otros dioses además de mí… No te
inclines delante de ellos ni los adores. (Éxodo 20:3 y 5), se nos olvida lo que
hemos aprendido y como dice el salmista: “Pero entonces lo halagaban con la
boca, y le mentían con la lengua. No fue
su corazón sincero para con Dios; no fueron fieles a su pacto” (Salmo 78:36-37). Un corazón alejado de Dios: “Este pueblo me
honra con los labios, pero su corazón está lejos de mí” (Mateo 15:8), y poco a
poco endurecido también.
Definitivamente tenemos
que guardar el corazón; no podemos dejar que se contamine de costumbres ni de
tradiciones que nos alejen de Dios. Para esto busquemos diariamente una
relación íntima y sincera con nuestro Señor.
Amado Dios: No queremos
quebrantar tus mandamientos y sabiendo que en el corazón se trama el mal, te
pedimos que nos enseñes a cuidarlo y guardarlo para obedecerte y no pecar
contra ti.
Un abrazo y
bendiciones.
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