martes, 3 de marzo de 2015

El Cordero inmolado que derramó su sangre




El animal que se escoja puede ser un cordero o un cabrito de un año y sin defecto, 6 al que cuidarán hasta el catorce del mes, día en que la comunidad de Israel en pleno lo sacrificará al caer la noche. 7 Tomarán luego un poco de sangre y la untarán en los dos postes y en el dintel de la puerta de la casa donde coman el cordero. 
Éxodo 12:5-6


Lectura: Éxodo 12:1-28.  Versículos del día: Éxodo 12:5-6.

MEDITACIÓN DIARIA

Así como para el pueblo de Israel la sangre del cordero era untada en los postes y dintel de cada casa para que el Señor pasara por alto y el pecado de la rebelión de Egipto no los tocara; también para nosotros los que hemos aceptado y creído en Jesús, su preciosa sangre derramada por nuestras rebeliones y transgresiones será la que Dios mirará y tendrá en cuenta para darnos el derecho a la entrada de la patria celestial. Fuimos comprados con su sangre (1 Pedro 1:18) y por ella sin merecerlo somos justificados “Y ahora que hemos sido justificados por su sangre, ¡con cuánta más razón, por medio de él, seremos salvados del castigo de Dios!” (Romanos 5:9).
Israel salió por misericordia de Dios de la esclavitud y opresión de los egipcios hacia una tierra que fluye leche y miel. Los salvos por el Señor Jesucristo, igualmente por su misericordia en Él somos completamente libres. Libres de la esclavitud del pecado y lavados con la sangre de Cristo para dirigirnos  triunfantes a la verdadera tierra que fluye leche y miel: la Nueva Jerusalén que nos espera. Sin embargo pienso, que no debe existir una fecha especial para celebrar la pascua. Considero que cada uno actuando completamente libre del yugo del pecado, puede acudir en cualquier momento  al Señor Jesucristo para revestirse con su sangre y no dar cabida a los ataques de Satanás. Su cuerpo es su casa y la entrada está completamente untada de la sangre del Cordero como un sello innegable de traspasar.

Amado Señor: Gracias por permitirnos entrar a la patria celestial por la gracia de haber sido justificados con tu preciosa sangre. Nos regocijamos al saber que tu bendita sangre nos limpia de todo pecado y por consiguiente tenemos la esperanza de alcanzar la gloria de Dios. ¡Al Cordero inmolado toda la honra, gloria y honor!

Un abrazo y bendiciones.

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