El animal que se escoja puede ser un cordero o un cabrito de un año y sin defecto, 6 al que cuidarán hasta el catorce del mes, día en que la comunidad de Israel en pleno lo sacrificará al caer la noche. 7 Tomarán luego un poco de sangre y la untarán en los dos postes y en el dintel de la puerta de la casa donde coman el cordero.Éxodo 12:5-6
Lectura: Éxodo
12:1-28. Versículos del día: Éxodo
12:5-6.
MEDITACIÓN DIARIA
Así como para el pueblo
de Israel la sangre del cordero era untada en los postes y dintel de cada casa
para que el Señor pasara por alto y el pecado de la rebelión de Egipto no los
tocara; también para nosotros los que hemos aceptado y creído en Jesús, su
preciosa sangre derramada por nuestras rebeliones y transgresiones será la que
Dios mirará y tendrá en cuenta para darnos el derecho a la entrada de la patria
celestial. Fuimos comprados con su sangre (1 Pedro 1:18) y por ella sin
merecerlo somos justificados “Y ahora que hemos sido justificados por su
sangre, ¡con cuánta más razón, por medio de él, seremos salvados del castigo de
Dios!” (Romanos 5:9).
Israel salió por
misericordia de Dios de la esclavitud y opresión de los egipcios hacia una
tierra que fluye leche y miel. Los salvos por el Señor Jesucristo, igualmente por
su misericordia en Él somos completamente libres. Libres de la esclavitud del
pecado y lavados con la sangre de Cristo para dirigirnos triunfantes a la verdadera tierra que fluye
leche y miel: la Nueva Jerusalén que nos espera. Sin embargo pienso, que no
debe existir una fecha especial para celebrar la pascua. Considero que cada uno
actuando completamente libre del yugo del pecado, puede acudir en cualquier
momento al Señor Jesucristo para
revestirse con su sangre y no dar cabida a los ataques de Satanás. Su cuerpo es
su casa y la entrada está completamente untada de la sangre del Cordero como un
sello innegable de traspasar.
Amado Señor: Gracias
por permitirnos entrar a la patria celestial por la gracia de haber sido
justificados con tu preciosa sangre. Nos regocijamos al saber que tu bendita
sangre nos limpia de todo pecado y por consiguiente tenemos la esperanza de
alcanzar la gloria de Dios. ¡Al Cordero inmolado toda la honra, gloria y honor!
Un abrazo y
bendiciones.
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