miércoles, 18 de marzo de 2015

Es de sabios escuchar más y hablar menos




El corazón prudente adquiere conocimiento; los oídos de los sabios procuran hallarlo. 
Proverbios 18:15.


Lectura: Proverbios 18:1-24.  Versículo del día: Proverbios 18:15.

MEDITACIÓN DIARIA

Si hay algo con lo que tengo que luchar a diario es con mi imprudencia. Con frecuencia me sucede que hablo para pensar y no pienso para hablar. Deseo que mis oídos aprendan a escuchar; siempre está presente esta petición en mi devocional. Cada vez que paso por un versículo que habla al respecto, lo tomo primero que todo para mí y les pido a ustedes que me ayuden a orar porque mi corazón sea prudente y sabio en cualquier situación que enfrente.
Las palabras dichas ya no se pueden echar para atrás y a veces sin querer herir se hiere. Es mucho mejor pasar por callado o tímido que por hablador: “En la lengua hay poder de vida y muerte; quienes la aman comerán de su fruto” (v. 20). Por otro lado es importante entender que si Dios nos ha dotado de dos oídos y una lengua es porque necesitamos escuchar más y hablar menos; pero con frecuencia nos sucede que ni siquiera dejamos que la otra persona termine de hablar cuando ya nosotros interrumpimos;  muchas veces nuestra apreciación se va al suelo en sus últimas palabras: “Es necio y vergonzoso responder antes de escuchar” (v. 13). Aquí la Palabra de Dios nos dice que no solamente es necio sino que también es vergonzoso; demuestra mala educación. Aparte de la descortesía es una falta de amor porque “el amor no hace nada indebido” y todo debe de hacerse “decentemente y con orden”. Una conversación no puede estar por fuera de estos parámetros.
Definitivamente necesitamos una dosis grande del Espíritu Santo para que nos de sabiduría y nos enseñe a ser prudentes en el hablar. Leamos, meditemos y aprendamos lo que dice el apóstol Santiago acerca de la lengua (Santiago 3:1-12), para que empecemos a no fallar en lo que decimos; poco a poco la tenacidad con que lo hagamos se irá arraigando y con el dominio propio dado por el Espíritu de Dios podemos ir controlando nuestras palabras.

Amado Señor: Gracias por tu Palabra que a diario nos exhorta a renunciar a aquello que todavía hace mella en nosotros. Queremos ser sabios, tener sensatez y mesura en el hablar. Enséñanos a escuchar y poner atención en lo que nos dicen para no caer en vanas palabrerías que al final, solamente desedifican poniendo en tela de juicio nuestro testimonio como cristianos. ¡Gracias por escucharnos buen Señor!

Un abrazo y bendiciones.

Es

No hay comentarios: