El temor del Señor es un baluarte seguro que sirve de refugio a los hijos.Proverbios 14:26.
Lectura: Proverbios
14:1-31. Versículos del día: Proverbios
14:26-27.
MEDITACIÓN DIARIA
Indudablemente que es
una garantía no solo levantar los hijos en el temor del Señor, sino a su vez
tener un hogar donde Jesús sea el centro del mismo. No quiere decir esto que en
los matrimonios cristocéntricos no se vean problemas; de ninguna manera. El que
diga lo contrario miente. Lo que sucede es que con Dios gobernando es más fácil
sobrellevar las cargas y dificultades de una casa. Tampoco por decir que son
pareja de cristianos no van a llegar a las separaciones y divorcios;
infortunadamente así es y cada vez aumenta su número. Satanás es muy astuto y
sabe que destruyendo la primera célula de la sociedad, lo demás le llega por
añadidura.
Precisamente por todos
esos ataques que se presentan en los hogares es que hay que estar firmes. El
temor del Señor no es el temor del susto y del castigo ‘si no lo hago’; es el
temor reverente con el que a diario me acerco a Él: con confianza y respeto. Es
entender que Dios es amoroso, misericordioso, justo y equitativo; que siempre
busca el bienestar y no la calamidad (Jeremías 29:11). El temor del Señor para
los cristianos es adorarlo como a Él le agrada: con temor reverente (Hebreos
12:28); sabiendo y concibiendo que es el
único Dios verdadero que está por encima de todo lo creado y que su soberanía
es inmutable, jamás pasará. Por lo tanto yo quien no soy nada ni nadie delante
de Él, debo agradecerle infinitamente por haber puesto sus ojos sobre mí. Esa
es mi concepción básica del temor del Señor.
La garantía de llevar
una vida cogidos de la mano de nuestro buen Señor, “es fuente de vida, y aleja
al hombre de las redes de la muerte” (v. 27 en la lectura). Busquemos a Dios
con corazón sincero y brindémosle el honrarlo como merece; más adelante nuestros
hijos nos lo agradecerán. El mejor legado que podemos dejarles es precisamente
ese: ‘El temor del Señor’.
Amado Dios y Señor
nuestro: Gracias te damos por poder acercarnos a Ti para adorarte y bendecir tu
Nombre como sabemos que te agrada. ¡Te amamos Señor! Te amamos porque nos
amaste primero y posaste tu mirada en nosotros aún sin merecerlo. Eres Grandioso,
Majestuoso y Eterno: Dios Santo y Verdadero.
Un abrazo y
bendiciones.
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