sábado, 14 de marzo de 2015

El mejor legado para nuestros hijos




El temor del Señor es un baluarte seguro que sirve de refugio a los hijos.
 Proverbios 14:26.


Lectura: Proverbios 14:1-31.  Versículos del día: Proverbios 14:26-27.

MEDITACIÓN DIARIA

Indudablemente que es una garantía no solo levantar los hijos en el temor del Señor, sino a su vez tener un hogar donde Jesús sea el centro del mismo. No quiere decir esto que en los matrimonios cristocéntricos no se vean problemas; de ninguna manera. El que diga lo contrario miente. Lo que sucede es que con Dios gobernando es más fácil sobrellevar las cargas y dificultades de una casa. Tampoco por decir que son pareja de cristianos no van a llegar a las separaciones y divorcios; infortunadamente así es y cada vez aumenta su número. Satanás es muy astuto y sabe que destruyendo la primera célula de la sociedad, lo demás le llega por añadidura.
Precisamente por todos esos ataques que se presentan en los hogares es que hay que estar firmes. El temor del Señor no es el temor del susto y del castigo ‘si no lo hago’; es el temor reverente con el que a diario me acerco a Él: con confianza y respeto. Es entender que Dios es amoroso, misericordioso, justo y equitativo; que siempre busca el bienestar y no la calamidad (Jeremías 29:11). El temor del Señor para los cristianos es adorarlo como a Él le agrada: con temor reverente (Hebreos 12:28);  sabiendo y concibiendo que es el único Dios verdadero que está por encima de todo lo creado y que su soberanía es inmutable, jamás pasará. Por lo tanto yo quien no soy nada ni nadie delante de Él, debo agradecerle infinitamente por haber puesto sus ojos sobre mí. Esa es mi concepción básica del temor del Señor.
La garantía de llevar una vida cogidos de la mano de nuestro buen Señor, “es fuente de vida, y aleja al hombre de las redes de la muerte” (v. 27 en la lectura). Busquemos a Dios con corazón sincero y brindémosle el honrarlo como merece; más adelante nuestros hijos nos lo agradecerán. El mejor legado que podemos dejarles es precisamente ese: ‘El temor del Señor’.

Amado Dios y Señor nuestro: Gracias te damos por poder acercarnos a Ti para adorarte y bendecir tu Nombre como sabemos que te agrada. ¡Te amamos Señor! Te amamos porque nos amaste primero y posaste tu mirada en nosotros aún sin merecerlo. Eres Grandioso, Majestuoso y Eterno: Dios Santo y Verdadero.

Un abrazo y bendiciones.

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