Cuídame como a la niña de tus ojos; escóndeme, bajo la sombra de tus alas.Salmo 17:8.
Lectura: Salmo
17:6-15. Versículo del día: Salmo 17:8.
MEDITACIÓN DIARIA
Moisés en su cántico, habla
de cómo el Señor encontró a su pueblo en tierra desolada, lo protegió, cuidó y
guardó como a la niña de sus ojos (Deuteronomio 32:9-10). También dice en
Zacarías el Señor, que quien toca a su pueblo, toca la niña de sus ojos. Antes
de la venida de Jesús, el pueblo de Israel, era el pueblo de Dios. Nosotros por
medio del Señor Jesucristo venimos a ser parte de ese pueblo como ramas
injertadas al tronco (Romanos 11:17); somos de la familia de Abraham y todas
sus promesas también son nuestras. Andábamos errantes por desiertos áridos y
desamparados, ahora no: “Pero ustedes son linaje escogido, real sacerdocio,
nación santa, pueblo que pertenece a Dios, para que proclamen las obras
maravillosas de aquel que los llamó de las tinieblas a su luz admirable” (1
Pedro 2:9).
Como David le oraba al
Señor pidiéndole socorro, indistintamente lo hago diariamente y cuando percibo
intranquilidad. Sin lugar a duda alguna estoy convencida de la protección del
Señor. Igualmente sé que me cuida como lo más preciado para Él y que cuando el
peligro asoma, no es casualidad que pase inadvertida porque su amparo me
envuelve por completo: me esconde bajo sus alas y allí estoy segura.
Te invito a que te pongas
en manos del Dios viviente: “La oración del justo es poderosa y eficaz”
(Santiago 5:16), y le creas porque si le hemos puesto como refugio, tenemos que
tener la certeza que nos cuida y guarda en todo momento (Salmo 91:15).
Amado Señor: Te damos
gracia porque sabemos que tu Palabra es verdad y no miente. Si Tú has dicho que
nos responderás y librarás en momentos de angustia, es porque así es. Te
alabamos y adoramos porque eres nuestra sombra protectora; porque nos cuidas
celosamente como a la niña de tus ojos. ¡Gracias por tanta bondad buen Señor!
Un abrazo y
bendiciones.
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