jueves, 1 de enero de 2015

Poder gozarnos como el mejor fruto de su creación




Dios miró todo lo que había hecho, y consideró que era muy bueno. Y vino la noche, y llegó la mañana: ése fue el sexto día. 
Génesis 1:31.


Lectura: Génesis 1:1-31.  Versículo del día: Génesis 1:31.

MEDITACIÓN DIARIA

Dice también la Palabra, lo siguiente: “Dios hizo todo hermoso en su  momento” (Eclesiastés 3:11a). Dios en su tiempo hizo una creación perfecta para que el hombre pudiera gozarse en ella. Toda obra de sus manos tiene un fin específico. Dentro de su creación se encuentra el ser humano, hecho desde el comienzo con un propósito. “Por su propia voluntad nos hizo nacer mediante la palabra de verdad, para que fuéramos como los primeros y mejores frutos de su creación” (Santiago 1:18). Dios lo entronizó sobre la obra de sus manos (Salmo 8:6); le dejó su propia creación para que la administrara dándole dominio sobre peces del mar, aves del cielo y animales terrestres (v. 26 en la lectura). Su deseo era una relación perfecta con Él y con el mundo creado.
Sin embargo, como el hombre no es una veleta tiene poder de decisión; libre albedrío. Infortunadamente eligió su propio camino y su desobediencia causó la muerte tanto física como espiritual. Va, digámoslo sin rumbo fijo. Unas etapas de su vida son noches oscuras mientras en otras puede ver una luz tenue en su existir. Jesús vino a remediar esta situación y a permitirle nuevamente tener un trato especial con el Padre celestial. Esa fue la misión de Jesús al nacer y ese es también el plan de Dios para la humanidad caída: que todos conozcan a Jesucristo su Hijo, como Señor y Salvador personal. Solamente cuando el ser humano acepta lo hecho por Jesús como su propio Redentor, puede verdaderamente contemplar lo maravilloso de la creación: “¡Oh Señor, cuán numerosas son tus obras! ¡Todas ellas las hiciste con sabiduría! ¡Rebosa la tierra con todas tus criaturas!” (Salmo 104:24).
Permite que la luz de Jesús brille por siempre en tu vida y puedas gozarte como el mejor fruto de su creación.

Amado Señor: Te damos gracias porque sabemos que no estamos aquí sin un propósito especial tuyo. Queremos ante todo conocerte a Ti, para de ese modo también entender el plan que nos tienes diseñado. Gracias por tu obra majestuosa y haber permitido que el hombre sea el centro de ella. 

Un abrazo y bendiciones.

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