Dios miró todo lo que había hecho, y consideró que era muy bueno. Y vino la noche, y llegó la mañana: ése fue el sexto día.Génesis 1:31.
Lectura: Génesis
1:1-31. Versículo del día: Génesis 1:31.
MEDITACIÓN DIARIA
Dice también la
Palabra, lo siguiente: “Dios hizo todo hermoso en su momento” (Eclesiastés 3:11a). Dios en su
tiempo hizo una creación perfecta para que el hombre pudiera gozarse en ella.
Toda obra de sus manos tiene un fin específico. Dentro de su creación se
encuentra el ser humano, hecho desde el comienzo con un propósito. “Por su
propia voluntad nos hizo nacer mediante la palabra de verdad, para que fuéramos
como los primeros y mejores frutos de su creación” (Santiago 1:18). Dios lo entronizó
sobre la obra de sus manos (Salmo 8:6); le dejó su propia creación para que la
administrara dándole dominio sobre peces del mar, aves del cielo y animales
terrestres (v. 26 en la lectura). Su deseo era una relación perfecta con Él y
con el mundo creado.
Sin embargo, como el
hombre no es una veleta tiene poder de decisión; libre albedrío. Infortunadamente
eligió su propio camino y su desobediencia causó la muerte tanto física como
espiritual. Va, digámoslo sin rumbo fijo. Unas etapas de su vida son noches
oscuras mientras en otras puede ver una luz tenue en su existir. Jesús vino a
remediar esta situación y a permitirle nuevamente tener un trato especial con
el Padre celestial. Esa fue la misión de Jesús al nacer y ese es también el
plan de Dios para la humanidad caída: que todos conozcan a Jesucristo su Hijo,
como Señor y Salvador personal. Solamente cuando el ser humano acepta lo hecho
por Jesús como su propio Redentor, puede verdaderamente contemplar lo
maravilloso de la creación: “¡Oh Señor, cuán numerosas son tus obras! ¡Todas
ellas las hiciste con sabiduría! ¡Rebosa la tierra con todas tus criaturas!”
(Salmo 104:24).
Permite que la luz de
Jesús brille por siempre en tu vida y puedas gozarte como el mejor fruto de su
creación.
Amado Señor: Te damos
gracias porque sabemos que no estamos aquí sin un propósito especial tuyo.
Queremos ante todo conocerte a Ti, para de ese modo también entender el plan
que nos tienes diseñado. Gracias por tu obra majestuosa y haber permitido que
el hombre sea el centro de ella.
Un abrazo y
bendiciones.
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