sábado, 10 de enero de 2015

La lealtad de Rut




Pero Rut respondió: —¡No insistas en que te abandone o en que me separe de ti! Porque iré adonde tú vayas, y viviré donde tú vivas. Tu pueblo será mi pueblo, y tu Dios será mi Dios. 
Rut 1:16.


Lectura: Rut 1:1-22.  Versículo del día: Rut 1:16.

MEDITACIÓN DIARIA

Estas palabras de Rut me hacen reflexionar sobre el amor tan sincero que le ofreció a su esposo. A pesar de  haber muerto, pienso que él le compartió sobre su fe y la instruyó en el camino del Señor, hasta el punto de decirle a su suegra: “Tu pueblo será mi pueblo y tu Dios mi Dios”.
Dios ante todo mira los corazones y supo que Rut era una mujer sincera; que hablaba exactamente lo que su corazón le emitía, y bendijo grandemente su actitud. Inclusive concediéndole un hijo (Obed) con un allegado de los del pueblo de su esposo. Obed, el abuelo del rey David y por ende Rut la bisabuela. Quizá por ella considero yo, David heredó ese corazón tan dispuesto para Dios.
Mientras estemos aquí en la tierra, es nuestro deber propagar la fe que conocimos y dejarla como herencia a los que vienen. Si hacemos el trabajo a conciencia, muy seguramente las generaciones futuras serán ricamente honradas por el Señor.  Dios no se queda con nada guardado y así no alcancemos a ver los resultados, Él se encargará de relucir aquellas semillas sembradas en ascendencias anteriores.

Amado Señor: Enséñanos a tener un corazón leal y dispuesto para Ti como el de Rut. Cultiva en nosotras las mujeres los dones con que nos has  dotado, para que con ternura y bondad reguemos semillas de tu amor, que alcancen a producir fruto en los que vienen. Gracias buen Dios.

Un abrazo y bendiciones.

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