Pero Rut respondió: —¡No insistas en que te abandone o en que me separe de ti! Porque iré adonde tú vayas, y viviré donde tú vivas. Tu pueblo será mi pueblo, y tu Dios será mi Dios.Rut 1:16.
Lectura: Rut
1:1-22. Versículo del día: Rut 1:16.
MEDITACIÓN DIARIA
Estas palabras de Rut
me hacen reflexionar sobre el amor tan sincero que le ofreció a su esposo. A
pesar de haber muerto, pienso que él le
compartió sobre su fe y la instruyó en el camino del Señor, hasta el punto de
decirle a su suegra: “Tu pueblo será mi pueblo y tu Dios mi Dios”.
Dios ante todo mira los
corazones y supo que Rut era una mujer sincera; que hablaba exactamente lo que
su corazón le emitía, y bendijo grandemente su actitud. Inclusive concediéndole
un hijo (Obed) con un allegado de los del pueblo de su esposo. Obed, el abuelo
del rey David y por ende Rut la bisabuela. Quizá por ella —considero yo —,
David heredó ese corazón tan dispuesto para Dios.
Mientras estemos aquí
en la tierra, es nuestro deber propagar la fe que conocimos y dejarla como
herencia a los que vienen. Si hacemos el trabajo a conciencia, muy seguramente las
generaciones futuras serán ricamente honradas por el Señor. Dios no se queda con nada guardado y así no
alcancemos a ver los resultados, Él se encargará de relucir aquellas semillas
sembradas en ascendencias anteriores.
Amado Señor: Enséñanos
a tener un corazón leal y dispuesto para Ti como el de Rut. Cultiva en nosotras
las mujeres los dones con que nos has dotado,
para que con ternura y bondad reguemos semillas de tu amor, que alcancen a
producir fruto en los que vienen. Gracias buen Dios.
Un abrazo y
bendiciones.
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