miércoles, 14 de enero de 2015

Empieza la restauración




Y ahora, hija mía, no tengas miedo. Haré por ti todo lo que me pidas. Todo mi pueblo sabe que eres una mujer ejemplar. 
Rut 3:11.


Lectura: Rut 3:1-18.  Versículo del día: Rut 3:11.

MEDITACIÓN DIARIA

Rut fue una mujer ejemplar; una mujer que conoció a Dios y supo someterse a Él. Dios aprobó su actitud y la bendijo de manera asombrosa; pues después de muchos años de viudez, empieza un viento nuevo en su vida: vuelve a tener una ilusión que llena su área emocional al conocer a Booz.
Considero que es un hecho que puede ayudar a muchas mujeres, a volver a creer en el amor cuando han sido abandonadas o despreciadas por sus esposos o cuando han quedado viudas. Lo importante es no desmayar y seguir en los caminos del Señor que Él se encargará de restaurar lo imposible. Sin lugar a dudas Rut debió sentir el desaliento, la soledad y la amargura al morir su esposo, pero tenía ya sembrada en su corazón una semilla de fe que supo muy bien ponerla a producir en el momento exacto de su aflicción. Siguió el consejo de su suegra (vv. 3-5); se perfumó, se puso sus mejores ropas y con la mirada puesta en el Dios verdadero que había conocido esperó que se cumpliera el plan trazado. La respuesta de Booz fue: “Haré por ti todo lo que me pidas”.
Seas quien seas: hombre o mujer, Dios puede restaurar tu vida si te dispones a conocerle, a creer en su Palabra y a rendirte a sus pies. ¡Él puede hacerlo de nuevo! ¡La restauración está en tus manos! Eso fue exactamente lo que vino a hacer Jesús por ti. Jesús es nuestro Redentor y es experto en restaurar vidas. No tengas miedo ni te desanimes. ¡Deja que empiece la restauración en la tuya!

Amado Señor: Gracias porque eres el ejemplo máximo de redención y contigo podemos tener el anhelo de una vida diferente. Una vida con un propósito definido lleno de esperanza y restauración con planes de bienestar. Enséñanos a mirar solamente en la dirección tuya para no desvirarnos del camino. Te pido también Señor por tantas mujeres que han sido despreciadas y ultrajadas no solo por sus esposos sino también por sociedades machistas que las anulan y maltratan. ¡Gracias buen Dios!

Un abrazo y bendiciones.

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