De la costilla que le había quitado al hombre, Dios el Señor hizo una mujer y se la presentó al hombre, el cual exclamó: Ésta sí es hueso de mis huesos y carne de mi carne. Se llamará mujer porque del hombre fue sacada.Génesis 2:22-23.
Lectura: Génesis
2:15-25. Versículos del día: Génesis
2:22-23.
MEDITACIÓN DIARIA
Personalmente considero
que Dios creó a la mujer de manera muy especial porque también a sus ojos somos
especiales para Él. El Señor dijo: “No es bueno que el hombre esté solo. Voy a
hacerle una ayuda adecuada” (v. 18). Entonces puso a Adán en la tarea de buscarle
nombre a todos los animales y de paso ver si alguno le servía: “Sin embargo, no
se encontró entre ellos la ayuda adecuada para el hombre” (vv. 19-20). Ante
esta situación Dios resuelve hacerlo caer en un sueño profundo, y mientras
dormía le sacó una costilla y de ahí formó a la mujer. Miremos bien, de dónde
fue que el Señor la sacó: ¡de una costilla! A alguien le escuché hace años,
algo muy cierto y por lo cual digo que somos especiales para Dios. Dios el
Señor sacó a la mujer de una costilla de Adán a sabiendas de que necesitaríamos
protección; y de cerca al corazón porque necesitamos ser amadas.
La mujer es la ayuda
idónea para el hombre y juega un papel importante dentro de la familia; y la
familia se constituye en la célula primordial de la sociedad. Ante esto, vemos
que tanto el hombre como la mujer tienen diferentes tareas para cumplir porque
también en su esencia son bien diferentes. Dios manda la hombre ser cabeza en
el hogar como lo es Cristo con su Iglesia; y amarla de la misma manera que lo
hizo Él, hasta el punto de dar su vida por ella. Y a las mujeres entender que
dos cabezas no pueden mandar y el llamado es a someterse bajo ese parámetro de
amor. Valdría la pena preguntarle a los esposos si estarían dispuestos a morir
por sus esposas. Somos importantes para Dios porque de igual manera, desea que
seamos presentadas por ellos sin mancha y sin arruga alguna. Esto no quiere
decir que son perfectas, porque el Señor con su esposa la Iglesia poco a poco
ha ido transformándola hasta verla limpia y resplandeciente. Me hace pensar
entonces, que si una mujer ha caído y ha sido señalada sin compasión, es al
hombre a quien le corresponde levantarla y restaurarla. Estoy segura que si los
hombres saben amar a sus esposas como Dios lo mandó, a las mujeres les quedará
muy fácil someterse a ellos.
Mujeres: ¿queremos que
nos traten como reinas? Entonces tratémoslos a ellos como reyes. Fuimos
diseñadas con el pincel del mejor Escultor, para convertir nuestro hogar en un
palacio.
Amado Señor: Gracias
por tu amor innegable hacia la mujer y por la posición en la que la has
colocado. Gracias porque nos has creado y sabes que somos vasos frágiles. Te
pedimos sabiduría para que cada día entendamos más el papel que nos has
asignado en la familia y por ende en la sociedad. Gracias te doy por todas las
mujeres que leen este devocional; toma cada una de las áreas de sus vidas y
llénalas con tu preciosa ternura, amorosa y abrasadora.
Un abrazo y
bendiciones.
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