jueves, 8 de enero de 2015

Puesta la mirada en quien debe estar




¡Dejen de confiar en el hombre, que es muy poco lo que vale! ¡Su vida es un soplo nada más! 
Isaías 2:22.


Lectura: Isaías 2:12-22. Versículo del día: Isaías 2:22.

MEDITACIÓN DIARIA

El Señor habla a través de Isaías haciendo saber que: “La altivez del hombre será abatida, y la arrogancia humana será humillada. En aquel día sólo el Señor será exaltado, y los ídolos desaparecerán por completo” (vv. 17-18). Se hará sentir como lo que es: el Dueño y Creador del universo.
Muchas veces tememos a los hombres y les rendimos pleitesía como si fueran verdaderos dioses y así no es. No hay por qué temerle al jefe, al pastor y ni siquiera a los padres. A todos ellos les debemos respeto y si es honra, pues honra. Muy diferente a temerles y pensar que solo está en ellos el salir adelante. No podemos pasar al ser humano, lo que le corresponde solo a Dios. “No pongan su confianza en gente poderosa, en simples mortales, que no pueden salvar. Exhalan el espíritu y vuelven al polvo,  y ese mismo día se desbaratan sus planes” (Salmo 146:3-4). Hay que darle a Dios el lugar que le corresponde y no desplazarlo por hombre o mujer alguna. ¿Cuántas decepciones hemos recibido por poner la mirada en ellos? Estoy segura que a muchos nos ha sucedido; y no una vez, muchas veces porque se nos olvida quién es el que verdaderamente está interesado en lo nuestro.
Lógicamente hay un sentido en el que tenemos que confiar: confianza en el amor, por ejemplo un matrimonio sin confianza es un martirio; confíanza en el médico; confianza en los hijos. Personalmente lo definiría más como seguridad. Además hay que entender que es Dios quien está por encima permitiendo un hogar estable y amoroso; que es Dios quien mueve las manos del cirujano y es Él, el que le ha aportado todo su conocimiento; que es Dios también quien guía los pasos de nuestros hijos; y así en todas las situaciones. Creo que la confianza que Dios no aprueba en el hombre es la de presunción o vana opinión que pasa por encima a Dios. Tengamos mucho cuidado en destronar al Señor porque Él es un Dios celoso y toda la primacía le pertenece.

Amado Señor: Te pedimos que no nos dejes enrolar en las cosas del mundo, al punto que perdamos el horizonte que eres Tú en nuestras vidas. Que siempre estemos mirándote a Ti sin importar la situación que estemos viviendo, plenamente convencidos de que eres el único Salvador y Dios Todopoderoso y nada te queda grande porque estás por encima de cualquier circunstancia o dolor. ¡Gracias buen Dios!

Un abrazo y bendiciones.

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