lunes, 19 de enero de 2015

Vivimos en medio de violencia y sodomismo




 Entonces el Señor hizo que cayera del cielo una lluvia de fuego y azufre sobre Sodoma y Gomorra. Así destruyó a esas ciudades y a todos sus habitantes, junto con toda la llanura y la vegetación del suelo. 
Génesis 19:24-25.


Lectura: Génesis 19:1-29.  Versículos del día: Génesis 19:24-25.

MEDITACIÓN DIARIA

El Señor no encontró en Sodoma ni siquiera diez justos para no destruirla (Génesis 18:32). Los ángeles que fueron a investigar sobre la maldad en Sodoma se habían hospedado en casa de Lot; sin embargo era tal la depravación sexual que los hombres le exigían a Lot sacarlos de su casa y dárselos para que se acostaran con ellos. Dios sacó a Lot y su familia de aquella ciudad porque iba a destruirla.
Personalmente creo que estamos ad portas de la venida del Señor. La Biblia nos da unas señales muy claras en Mateo 24:37 haciendo alusión a lo que pasaba en tiempos de Noé: “Pero Dios vio que la tierra estaba corrompida y llena de violencia” (Génesis 6:11); y en Lucas dice: “Lo mismo sucedió en tiempos de Lot: comían y bebían, compraban y vendían, sembraban y edificaban.  Pero el día en que Lot salió de Sodoma, llovió del cielo fuego y azufre y acabó con todos. Así será el día en que se manifieste el Hijo del hombre” (Lucas 17:28-30). Violencia y sodomismo. La perversión sexual aunque es una minoría cada día toma más fuerza. Después de aprobar Clinton la marcha de homosexuales en Washington, tal parece que sus consignas han tomado fuerza ya que hasta los medios de comunicación las defienden y ratifican.  Nadie niega estos dos hechos que nos invaden actualmente y creo que al buen entendedor con pocas palabras basta. Aclaro que Dios ama a los de conducta violenta como a los homosexuales o prostitutas; lo que no ama y rechaza totalmente es el pecado que hay en ellos. Pidámosle al Señor compartirles las Buenas Nuevas del Evangelio de Jesús; Él vino precisamente por los pecadores. También pidamos sabiduría y fortaleza para resistir en estos tiempos difíciles con la bendita esperanza de encontrarnos muy pronto con el Rey de reyes y Señor de señores.

Amado Señor: Tu Palabra es verdad y no miente. Sabemos que tenemos la obligación de ir a los perdidos a llevar tu mensaje de salvación y no lo hacemos. Perdona nuestra falta de diligencia y danos el discernimiento necesario para alcanzar a muchos que andan en oscuridad y dirigirlos a tu reino. Gracias Señor por tu segunda venida que espera ansiosa tu Iglesia entera.

Un abrazo y bendiciones.

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