No se amolden al mundo actual, sino sean transformados mediante la renovación de su mente. Así podrán comprobar cuál es la voluntad de Dios, buena, agradable y perfecta.Romanos 12:2.
Lectura: Romanos12:1-21. Versículo del día: Romanos 12:2.
MEDITACIÓN DIARIA
Dios nunca desea el mal
para nosotros; el mal entró al mundo por causa del pecado. El hombre fue creado
para que tuviera una relación perfecta con su Creador; pero debido a su
egoísmo, escogió su propio camino y la relación con Dios se interrumpió; —más o menos esto era lo que decía
el folleto con el que conocí del Señor—, y así es. Tenemos la tendencia
a creer que Dios es malo por las cosas que suceden bien sea personalmente o a nuestro
alrededor. El Señor mismo dijo lo siguiente: “Nadie es bueno sino sólo Dios”
(Lucas 18:19b). Dios es bueno y es soberano. Esto lo entendemos cuando como nos
dice Pablo, vamos renovando la mente y solamente lo logramos si hemos conocido
en verdad al Señor. Al reconocer a Jesucristo como Salvador del mundo en
nuestras vidas, entra también a formar parte el Espíritu Santo y es su Santo
Espíritu quien nos empieza a mostrar los errores que tenemos y a enseñar sus
verdades. El nuevo hombre se va renovando hacia el verdadero conocimiento de
Aquel que lo creó (Colosenses 3:10). Cuando entendemos que somos sus hijos,
entendemos que Dios como Padre desea lo mejor: “Pues si ustedes, aun siendo
malos, saben dar cosas buenas a sus hijos, ¡cuánto más el Padre celestial dará
el Espíritu Santo a quienes se lo pidan!” (Lucas 11:13).
Por mis experiencias
vividas, puedo recomendar que siempre que llegue una aflicción, no preguntemos ¿por
qué? Más bien busquemos un ¿para qué? Reflexionemos e indaguemos el fin de Dios
con ese desconsuelo y entendamos que su voluntad siempre es buena, agradable,
perfecta y está dentro de su soberanía. Su voluntad es buena, porque Él es
bueno.
Amado Señor: Permite que
no nos dejemos llevar por las banalidades del mundo y sus riquezas. Enséñanos a tener una
actitud firme y consecuente frente a los designios tuyos y a mirar siempre en
línea recta hacia ti, reconociendo que tu voluntad es buena, agradable y perfecta
porque eso eres Tú.
Un abrazo y
bendiciones.
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