lunes, 3 de noviembre de 2014

Los milagros son para honrar su Nombre




¿No hubo ninguno que regresara a dar gloria a Dios, excepto este extranjero? 
Lucas 17:18.


Lectura: Lucas 17:11-19. Versículo del día: Lucas 17:18

MEDITACIÓN DIARIA

La lectura nos relata la sanidad de diez leprosos que Jesús sanó cuando iba para Jerusalén y pasaba por  Samaria y Galilea donde la salieron al encuentro diez leprosos pidiendo compasión por ellos. Como el Señor los mandó a presentarse a los sacerdotes, mientras iban en camino se dieron cuenta que ya estaban sanos (vv. 11-14). Solamente uno, de los diez, se devolvió por el camino alabando a Dios a grandes voces y cayó rostro en tierra  a los pies de Jesús para darle las gracias (vv. 15-16), y eso que era samaritano, no judío. Tal parece por las palabras del Señor, que en resumidas cuentas solo este vino a ser sano en verdad: “Levántate y vete —le dijo al hombre—; tu fe te ha sanado” (v. 19); esa es mi apreciación.
Con lo anterior concluyo que después de haber contemplado la gloria de Dios en nuestras vidas y su manifestación prodigiosa en un milagro especialmente de sanidad, no podemos quedarnos callados; hay que dar testimonio de ello y darle toda la gloria, honra y honor, a quien lo permitió y realizó. Si nos callamos y no hablamos, puede suceder que el Señor interfiera y las cosas cambien para mal en nuestras vidas. Aprendamos a testificar del Señor, aún en los milagros más pequeñitos; al fin de cuentas son milagros y es su poder el que se manifiesta. No es cuestión de azar o de casualidad o porque quizá nos equivocamos, es simplemente porque el Señor actuó y se hizo por su voluntad. Hace muchos años, mi niña salía para el colegio bien de madrugada y cuando me desperté, preciso recordé que no tenía  huevos para su desayuno. Oré al Señor y le pedí un huevo, uno aunque sea, le dije al Señor. Me levanté derecho a la cocina,  abrí la alacena y había un huevito allá en una esquina; uno solo, lo que yo le había pedido en mi oración. ¡Gloria al Señor porque Él es el único que puede multiplicar la comida! ¡Él es el Rey de la Gloria, mi Amo y Señor de señores!

Amado Dios: Muchas gracias porque tu poder se manifiesta de diferentes maneras demostrándonos que eres el Señor y dueño de toda tu creación. Nuestras vidas, familia, trabajo, estudio, alimento y posesiones están en tus manos porque son tuyas y eres el Amo del universo. ¡Alabamos, bendecimos, y honramos tu bendito Nombre! ¡Gloria a ti Majestuoso Dios!

Un abrazo y bendiciones.

No hay comentarios: