—Señor —contestó Simón Pedro—, ¿a quién iremos? Tú tienes palabras de vida eterna.Juan 6:68.
Lectura: Juan 6:53-71. Versículo del día: Juan 6:68.
MEDITACIÓN DIARIA
Todos nos cuestionamos
en algún momento y cuando la situación se torna más difícil, ¿cuántos no hemos
sido indiferentes ante el Señor y hemos pensado claudicar? No nos digamos
mentiras, considero que todos pasamos por esos momentos críticos. Personalmente
me pasó y no quería hablar de Dios ni que me hablaran de Él. ¿Pero saben? El
Señor es tan bondadoso y misericordioso que entre más trataba yo de alejarme,
Él me retenía con su infinito amor y ternura. Mandó a las personas exactas a
consolarme y de una u otra manera me llevó a entender que no hay nadie más. Ahí
es cuando decimos como Jeremías: “¡Me sedujiste, SEÑOR, y yo me dejé seducir!
Fuiste más fuerte que yo, y me venciste” (Jeremías 20:7). Sí, así es; porque
con tantas muestras de amor e interés, es difícil renunciar a tan amado Señor y
sin más, llegar a la conclusión: ¿A quién iré Señor? Solo tú tienes palabras de
vida eterna.
Tomando la escena a
manera personal, creo que al final es muy triste ver al Señor, quien lo ha dado
todo por nosotros, que con nostalgia nos diga: ¿También quieres marcharte?
¿También quieres dejarme como estos otros? ¿No te importa lo que he hecho por
ti? ¿Vas a claudicar después de haber degustado su amor como manjar que endulza
y regocija el corazón? Vueltas y más vueltas para al fin entender que no hay
nadie más a quien ir.
Amado Señor: Perdónanos
por las veces que te hemos cuestionado, llevados por las circunstancias que se
nos presentan. Perdona nuestra rebeldía y el no entender que solamente en Ti,
tenemos el regalo de una vida eterna a tu lado. ¡Tu amor es innegable, incalculable!
Y nosotros estamos sedientos de tu amor. ¡Ni las muchas aguas podrán apagar la
llama ardiente de tu amor! ¡Eres inigualable buen Señor!
Un abrazo y
bendiciones.
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