lunes, 10 de noviembre de 2014

Controlando la ira desde los años juveniles



Aleja de tu corazón el enojo, y echa fuera de tu ser la maldad, porque confiar en la juventud y en la flor de la vida es un absurdo. 
Eclesiastés 11:10.

Lectura: Eclesiastés 11:1-10.  Versículo del día: Eclesiastés 11:10.

MEDITACIÓN DIARIA

La época de la juventud en general es de alegría, de ímpetu, de planes, de sueños que se desean. Es en esa edad donde creemos que la vida es fácil y que suponemos saber más que los adultos. La juventud es un tesoro que hay que saber llevar en el corazón porque cualquier desvío puede dejar huellas profundas para el resto de la vida. “Aleja de tu corazón el enojo” nos dice el versículo del día; si desde temprana edad no se controlan las iras, más tarde ellas dominarán. “Más vale ser paciente que valiente; más vale dominarse a sí mismo que conquistar ciudades” (Proverbios 16:32). La ira nos lleva a decir lo que no queremos; a herir sentimientos y susceptibilidades; y después de lo dicho, ¿cómo reversarnos? Debemos ser prontos para oír y tardos para hablar y para airarnos (Santiago 1:19). También Proverbios 19:11 dice: “El buen juicio hace al hombre paciente; su gloria es pasar por alto la ofensa”.  Con el correr de los años nos daremos cuenta, que perdimos momentos especiales por no saber dominar la ira; por eso desde la juventud, es mejor ejercitarse en controlarla.
No podemos excusarnos con dichos como ‘yo siempre he sido así’, o ‘no tengo por qué dejarme’. Estas palabras demuestran más agresividad que pasividad y son palabras de necios no de sabios. Recordemos que el Señor es clemente y compasivo, lento para la ira y grande en amor (Salmo 103:8); y debemos ser imitadores de Dios (Efesios 5:1). Aprendamos a controlar la ira así ya estemos en la adultez, y no permitamos que la ira nos controle a nosotros.

Amado Señor: Te damos gracias por tu Palabra que es verdad y nos enseña a comportarnos como es tu deseo. Te pedimos que quites de nuestro espíritu toda altivez, prepotencia, orgullo y toda insolencia que quiera dominarnos. Permite que aprendamos a ser pacientes y lentos para airarnos. Queremos ser imitadores tuyos y no del mal. ¡Gracias buen Dios!

Un abrazo y bendiciones.

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