domingo, 23 de noviembre de 2014

El tiempo del Señor le pertenece a Él




—Marta, Marta —le contestó Jesús—, estás inquieta y preocupada por muchas cosas,  pero sólo una es necesaria. María ha escogido la mejor, y nadie se la quitará. 
Lucas 10:41-42.


Lectura: Lucas 10:38-42.  Versículos del día: Lucas 10:41-42.

MEDITACIÓN DIARIA

Pasando Jesús  por una Aldea, entró a casa de Marta y María; mientras Marta se preocupaba por los quehaceres de la casa, María resolvió, sentarse a los pies del Señor y escuchar lo que Él decía. Ellas hacían parte de sus amigos junto con Lázaro su hermano y existía la confianza para hablarle a Jesús (Juan 11:3), por eso quizá, atareada por su trabajo dice: “Señor, ¿no te importa que mi hermana me haya dejado sirviendo sola? ¡Dile que me ayude!” (v. 40 en la lectura).  El Señor le responde que está inquieta y preocupada por muchas cosas, pero solo una es necesaria.   
¿Cuántas veces nos sucede lo mismo? No tenemos una agenda establecida y el tiempo que pareciera correr cada día más rápido, no nos alcanza. Entonces nos dejamos encerrar con diferentes actividades y hay la excusa especial para decirle al Señor: ‘el tiempo no me alcanza para dialogar contigo’ y digo ‘dialogar’ porque la relación con Dios es de un dialogo: Él nos habla y enseña a través de su Palabra y nosotros le comentamos inquietudes, alegrías y pormenores que nos suceden a diario e inclusive le rogamos por peticiones. Nuestra agenda debe de estar diseñada con prioridades y si queremos estar de pie ante los hombres, tenemos que aprender a estar de rodillas ante el Señor. Considero que el tiempo de Dios, es de Él y le pertenece a Él. No podemos dejar que el trabajo o el estudio; los quehaceres de la casa, la familia y las amistades nos roben el tiempo que es para Dios.
Seamos buenos administradores de nuestro tiempo y pongamos a Dios en el lugar que le corresponde estar: nuestra relación con Él es prioritaria y ocupa el primer lugar en todo. Esto no quiere decir que dejemos a un lado las otras responsabilidades; de ninguna manera. Pero sí debemos ser cuidadosos en entregarle al Señor lo que es de Él.

Amado Jesús: Gracias porque podemos también acercarnos a Ti con entera confianza. Tú nos conoces y sabes cuales son nuestras debilidades y defectos. Tú sabes que nos cuesta quitarle un poquito al sueño y levantarnos temprano para consolidar la relación contigo. Enséñanos a sentarnos a tus pies y escuchar lo que nos dices; no queremos pasar por alto el tiempo que te corresponde. Gracias buen Señor.

Un abrazo y bendiciones.

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