Queridos hermanos, amémonos los unos a los otros, porque el amor viene de Dios, y todo el que ama ha nacido de él y lo conoce.1 Juan 4:7.
Lectura: 1 Juan
4:7-21. Versículo del día: 1 Juan 4:7.
MEDITACIÓN DIARIA
¿De cuál amor nos habla
Dios? Del amor compasivo, perdonador, de servicio, de ayudarnos mutuamente.
Siempre debemos recordar que si no sembramos, tampoco llegaremos a cosechar y
de lo que demos, eso mismo recibiremos. Aun cuando se dice que nadie es
indispensable, considero que todos necesitamos de todos para subsistir. Necesitamos
de las personas que laboran el campo para tener los alimentos agrícolas; los
que cuidan rebaños enteros para proveernos de carnes, lácteos y aun vestido. No
estamos solos en el mundo y la sociedad necesita del trabajo de unos y otros;
el esfuerzo, talento y colaboración de los que laboran en diferentes áreas son necesarios
para el diario vivir de todos.
Así que mirándolo desde
el plano cristiano, Dios nos manda amarnos unos a otros, si en verdad decimos
que hemos nacido de Él y le conocemos. Vemos la importancia que el Señor le da
al amor al prójimo que lo colocó enseguida del amor a Dios: “Ama al Señor tu
Dios con todo tu corazón, con toda tu alma, con toda tu mente y con todas tus
fuerzas. El segundo es: Ama a tu prójimo como a ti mismo. No hay otro mandamiento
más importante que éstos” (Marcos 12:30-31). El amor al prójimo exige servicio
y siempre que podamos hacer el bien debemos hacerlo: si nos piden un favor y en
nuestras manos está el otorgarlo, no negarlo (Proverbios 3:27-28). Los dones
están también para ponerlos al servicio de los demás (Romanos 12:7-8), independientemente
de si los otros son o no cristianos; en la parábola del buen samaritano tenemos
un ejemplo claro (Lucas 10:30-37) y Dios nos manda amar tanto a los amigos como
enemigos (Mateo 5:43-44).
Pidámosle a Dios la
capacidad de amar como Él desea que lo hagamos: “Y él nos ha dado este
mandamiento: el que ama a Dios, ame también a su hermano” (v. 21 en la
lectura). No es porque si queremos o me gusta; es un mandato.
Amado Señor: A veces
nos cuesta amar de la manera que nos mandas hacerlo. Te rogamos que pongas en
nuestro corazón el amor al prójimo del mismo modo que lo hiciste en tu vida
terrenal y sigamos el ejemplo tuyo de amar incondicionalmente.
Un abrazo y
bendiciones.
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