Y todo lo que te venga a la mano, hazlo con todo empeño; porque en el sepulcro, adonde te diriges, no hay trabajo ni planes ni conocimiento ni sabiduría.Eclesiastés 9:10.
Lectura: Eclesiastés
9:1-9. Versículo del día: Eclesiastés 9:10.
MEDITACIÓN DIARIA
El Señor nos pide presteza en todo lo que
hagamos. “Nunca dejen de ser diligentes; antes bien, sirvan al Señor con el
fervor que da el Espíritu” (Romanos 12:11). El cristiano en cualquier labor que
desarrolle debe desempeñarse honestamente, con responsabilidad; entendiendo que
le pagan por su trabajo y que si deliberadamente no cumple con sus obligaciones
está pecando porque le está robando el tiempo a la empresa que lo contrató. Si se tiene un mal jefe, orar por él y si no
cambia dejar la situación en manos de Dios. “Hagan lo que hagan, trabajen de
buena gana, como para el Señor y no como para nadie en este mundo” Colosenses
3:23).
Podemos convertir el trabajo en un buen sitio
para dar testimonio de lo que somos; para llevar a otros a los pies del Señor y
que nuestro ejemplo sirva para demostrar la obra de Dios en nuestras vidas.
Ahora, hay que entender muy bien que el trabajo es una honra y bendición que
Dios nos ha regalado pero que en ningún momento reemplaza a Dios. Las cosas se
hacen bien, con integridad pero sin volvernos adoradores de la labor
desempeñada.
Amado Señor: Te damos
gracias por el trabajo que has permitido que tengamos. Gracias por el trabajo
de mi esposo, de mis hijos y de todos los que están leyendo este devocional y
dependen de él para el sostenimiento de sus hogares. Gracias también las
empresas que los ha contratado; bendícelas y prospéralas cada día más, para que
de ese modo puedan abrir puertas a los desempleados.
Un abrazo y
bendiciones.
No hay comentarios:
Publicar un comentario