domingo, 5 de octubre de 2014

Toda honra y gloria es para ti





Reconozcan que el Señor es Dios; él nos hizo, y somos suyos. Somos su pueblo, ovejas de su prado. 
Salmo 100:3.


Lectura: Salmo 100:1-5.  Versículo del día: Salmo 100:3.

MEDITACIÓN DIARIA

El Salmo comienza diciendo: “Aclamen alegres al Señor, habitantes de toda la tierra” (v. 1); aclamen, canten. Si Dios nos regaló la voz audible, debe ser porque le gusta escucharnos. Además a lo largo de la Biblia se habla de ángeles cantando. Cuando nació Jesús, una multitud de ángeles alababan a Dios (Lucas 2:14); y Juan en la revelación del Apocalipsis también vio y escuchó un nuevo canto (Apocalipsis 5:9); Dice que miró y oyó la voz de muchos ángeles que cantaban con todas sus fuerzas (Apocalipsis 5:11-12). Nosotros que también somos su creación perfecta, con mayor razón debemos acercarnos a Él con regocijo, con acción de gracias. Creo que en el cielo, encontraremos una gran orquesta con arpas, liras y panderos, pero no podemos esperar hasta el estar allí. Desde ahora en muchos Salmos se nos insta a hacerlo, porque esto agrada al Señor nuestro Dios: “Que alaben su nombre con danzas; que le canten salmos al son de la lira y el pandero. Porque el Señor se complace en su pueblo” (Salmo 149:3-4a). El Señor se regocija en las alabanzas de su pueblo. Hay que tener la disposición de exaltar su Nombre con trompeta, cuerdas, flautas y címbalos resonantes; todo lo que respira debe a su Creador alabanza, gloria y honra.

Amado Señor: reconocemos que nos hiciste y que fuiste Tú quien primero nos amaste. Toda adoración, todo tributo, honor y alabanza te corresponde a Ti. Gracias porque somos hechura tuya, ovejas de tu prado. Porque eres bueno y tu fidelidad y amor perduran para siempre. ¡Aleluya! ¡Exaltado seas Tú, Rey de gloria y Señor por toda la eternidad!

Un abrazo y bendiciones.

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