Reconozcan que el Señor es Dios; él nos hizo, y somos suyos. Somos su pueblo, ovejas de su prado.Salmo 100:3.
Lectura: Salmo
100:1-5. Versículo del día: Salmo 100:3.
MEDITACIÓN DIARIA
El Salmo comienza
diciendo: “Aclamen alegres al Señor, habitantes de toda la tierra” (v. 1);
aclamen, canten. Si Dios nos regaló la voz audible, debe ser porque le gusta
escucharnos. Además a lo largo de la Biblia se habla de ángeles cantando.
Cuando nació Jesús, una multitud de ángeles alababan a Dios (Lucas 2:14); y
Juan en la revelación del Apocalipsis también vio y escuchó un nuevo canto
(Apocalipsis 5:9); Dice que miró y oyó la voz de muchos ángeles que cantaban
con todas sus fuerzas (Apocalipsis 5:11-12). Nosotros que también somos su
creación perfecta, con mayor razón debemos acercarnos a Él con regocijo, con
acción de gracias. Creo que en el cielo, encontraremos una gran orquesta con
arpas, liras y panderos, pero no podemos esperar hasta el estar allí. Desde
ahora en muchos Salmos se nos insta a hacerlo, porque esto agrada al Señor
nuestro Dios: “Que alaben su nombre con danzas; que le canten salmos al son de
la lira y el pandero. Porque el Señor se complace en su pueblo” (Salmo
149:3-4a). El Señor se regocija en las alabanzas de su pueblo. Hay que tener la
disposición de exaltar su Nombre con trompeta, cuerdas, flautas y címbalos
resonantes; todo lo que respira debe a su Creador alabanza, gloria y honra.
Amado Señor:
reconocemos que nos hiciste y que fuiste Tú quien primero nos amaste. Toda
adoración, todo tributo, honor y alabanza te corresponde a Ti. Gracias porque
somos hechura tuya, ovejas de tu prado. Porque eres bueno y tu fidelidad y amor
perduran para siempre. ¡Aleluya! ¡Exaltado seas Tú, Rey de gloria y Señor por
toda la eternidad!
Un abrazo y
bendiciones.
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