martes, 21 de octubre de 2014

El hogar dirigido por Dios




Si el Señor no edifica la casa, en vano se esfuerzan los albañiles. 
Salmo 127:1.


Lectura: Salmo 127:1-128:6.  Versículo del día: Salmo 127:1.

MEDITACIÓN DIARIA

Tanto el Salmo 127 como el 128 hablan del hogar; como ambos son tan cortos podemos unirlos para meditar sobre ellos.
Una casa que no esté bien cimentada bajo los parámetros de Dios, es difícil que se sostenga. Para que dure en píe, hay que invitar al Señor para que sea partícipe en todas las decisiones del hogar desde el mismo inicio y construcción de éste. Por eso es tan importante obedecer la orden de Dios y no casarse en yugo desigual. Dios perfectamente sabe los problemas que vendrán cuando el uno es creyente y el otro no. Esto no quiere decir que no existan matrimonios cristianos en crisis; pero cuando se hacen las cosas como Dios manda, hay menos probabilidades de fracasos. Donde existe el verdadero temor por el Señor, hay respeto, cordialidad, amabilidad, gozo y contentamiento. “Lo que ganes con tus manos, eso comerás; gozarás de dicha y prosperidad” (128:2).  En ese recinto se respirará paz y se apreciará el trabajo del esposo. Dice el versículo 3 del Salmo 128 lo siguiente: “En el seno de tu hogar, tu esposa será como vid llena de uvas; alrededor de tu mesa, tus hijos serán como vástagos de olivo”. Definitivamente es en la mujer, en la esposa, sobre quien recae la dirección sabia del hogar (Proverbios 31:10-31), y es ella quien con sus manos lo construye o lo derriba (Proverbios 14:1). Aparte de eso, los hijos serán el orgullo de sus padres porque desde pequeños aprendieron de ellos a amar a Dios y regocijarse en Él.  
“Tales son las bendiciones de los que temen al Señor”; “Que vivas para ver a los hijos de tus hijos (128:4 y 6).

Amado Señor: Te damos gracias por el hogar que nos has permitido construir y sostener. Nosotras como mujeres te damos gracias por el esposo que nos has regalado y con el cual compartimos alegrías y tristezas. Gracias por nuestros hijitos y por lo que has ido cimentando en cada uno de ellos. También Señor muchas gracias por todas aquellas mujeres que han tenido que ser cabeza de familia y llevar sobre sus hombros el papel de padre y madre. Bendícelas con toda bendición tuya y fortalécelas con tu Palabra cada día.

Un abrazo y bendiciones.

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