jueves, 9 de octubre de 2014

No alejarlos, sino atraerlos cada día más




Padres, no exasperen a sus hijos, no sea que se desanimen. 
Colosenses 3:21.


Lectura: Colosenses 3:18-25. Versículo del día: Colosenses 3:21.

MEDITACIÓN DIARIA

Exasperar es irritar, provocar, desesperar e incluso indignar. Si usted padre, conoce el Evangelio y desea que sus hijos lleguen a él, diríjanlos en sabiduría. “Y ustedes, padres, no hagan enojar a sus hijos, sino críenlos según la disciplina e instrucción del Señor” (Efesios 6:4). Ya que usted entiende bien la Palabra de Dios, llénese de sabiduría y discernimiento para llevarlos por la senda correcta. “Si eres sabio, tu premio será tu sabiduría; si eres insolente, sólo tú lo sufrirás” (Proverbios 9:12). Así es. Infortunadamente conozco muchos casos de padres pastores de iglesias cristianas, que para ellos todo es malo y quieren encasillar a sus hijos como en cajitas selladas donde ni oigan, ni vean, ni entiendan. Tenemos que reconocer que estamos en el mundo, aunque no somos del mundo. Eso fue lo que oró el Señor Jesús antes de ser arrestado: “No te pido que los quites del mundo, sino que los protejas del maligno” (Juan 17:15). Alguien decía, que no podemos impedir que los pájaros vuelen sobre nuestras cabezas, pero sí, que hagan nido en ella. En el Llano, supe del hijo de un pastor de una iglesia evangélica que estaba completamente descarriado. Gracias a Dios, llegó a manos de un líder cristiano joven y de otra mentalidad y él lo pudo encauzar nuevamente al cristianismo. Su experiencia con sus padres había sido traumática y por eso no quería saber nada de Dios. Y conozco muchísimos casos igual. Como lo expresa el Proverbio descrito: esa insolencia, les causará más tarde dolor.
Hay algo que se debe tener muy en cuenta. Fijémonos en la oración del Señor; antes dice parafraseando yo: que ellos ya saben quién es Dios y aceptaron su Palabra, porque conocieron lo que es del Señor, trasmitido por Él. Lo que hace Jesús, es orar por ellos al Padre para que los proteja (Juan 17:6-12). Si como padres, sabemos que los hemos criado en el temor del Señor, no nos queda más que orar constantemente por esos hijos que Dios puso en nuestras manos para administrarlos como debe ser.

Amado Señor: Te rogamos que nos permitas dirigir a nuestros hijos en completa sabiduría para atraerlos cada día más hacia Ti y dejar en ellos una huella imborrable de quien eres Tú y tu Palabra, para que nunca se aparten de tu camino. No te pedimos que los quites del mundo, sino que los protejas del maligno. Santifícalos en la verdad; tu Palabra es verdad. Gracias por ellos buen Dios.

Un abrazo y bendiciones.

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