Por la mañana hazme saber de tu gran amor, porque en ti he puesto mi confianza. Señálame el camino que debo seguir, porque a ti elevo mi alma.Salmo 143:8.
Lectura: Salmo
143:1-12. Versículo del día: Salmo
143:8.
MEDITACIÓN DIARIA
A veces nos cuesta
levantarnos de madrugada para buscar a Dios; pero en realidad es en las horas
de la aurora cuando tenemos la mente despejada y se nos graban más las cosas. “El
Señor dice: Yo te instruiré, yo te mostraré el camino que debes seguir; yo te
daré consejos y velaré por ti” (Salmo 32:8). Fijémonos bien que no solamente
nos instruye y dirige en el caminar; también va a nuestro lado aconsejándonos,
y velando por nosotros. Presentarnos ante el Señor en las mañanas nos trae
tranquilidad durante el día, porque de ese modo también aprendemos a conocer su
voluntad: “Mañana tras mañana me despierta y me abre el entendimiento a su
voluntad” (Isaías 50:4b). Comunicarnos con Él, leer su Palabra y entender lo
que espera de nosotros es gratificante; por eso dice otro Salmo: “Sácianos de
tu amor por la mañana, y toda nuestra vida cantaremos de alegría” (Salmo 90:14).
Así es: sus innumerables promesas nos dan seguridad para salir a combatir los
atafagos del día. Personalmente considero que no es igual hacer el devocional
en la noche cuando ya el sueño y el cansancio nos vencen; por algo el Salmista
nos insta a realizarlo en horas
tempraneras: porque es en el silencio y la calma cuando el Señor nos toca
profundamente y es ahí también, cuando podemos volcar nuestro corazón
suplicante y estamos más propensos a
contarle nuestras cuitas. “Por la mañana, Señor, escuchas mi clamor; por la
mañana te presento mis ruegos, y quedo a la espera de tu respuesta” (Salmo 5:3).
Así tengamos que
sacrificar media horita de sueño, propongámonos a tener ese encuentro matutino
con el Señor de nuestra vida; con el que está listo a tendernos su mano y a
señalarnos el camino que cada día debemos emprender.
Amado Señor: Te damos gracias
por concedernos el privilegio de tener un encuentro contigo en el
amanecer. Permite que nuestro acercamiento se convierta en alborada musical para que esas notas melodiosas nos animen,
cuando sintamos el peso de las cargas que el día nos ofrece y ya estemos en el
ocaso del atardecer.
Un abrazo y
bendiciones.
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