sábado, 25 de octubre de 2014

Creados y salvos por su voluntad




Tus ojos vieron mi cuerpo en gestación: todo estaba ya escrito en tu libro; todos mis días se estaban diseñando, aunque no existía uno solo de ellos. 
Salmo 139:16.


Lectura: Salmo 139:1-24.  Versículo del día: Salmo 139:16.

MEDITACIÓN DIARIA


Esto es como un complemento del devocional de ayer. Ninguno nacimos por accidente; llegamos a este mundo con un plan específico para cumplir, y si Dios permitió esa gestación, era porque ya en su libro estaban escrito todos nuestros días. No puedes volver a pensar que naciste por un error de tus padres o porque ellos no planificaron como debían. Para Dios no eres fortuito; eres una creación admirable (v. 14), una obra maravillosa diseñada perfectamente por las manos prodigiosas del Diseñador por excelencia.
Puesto que el Señor Jesucristo como Dios que es, intervino en la creación de todo, también estaba en el momento de nuestra concepción. “Por medio de él todas las cosas fueron creadas; sin él, nada de lo creado llegó a existir. En él estaba la vida, y la vida era la luz de la humanidad” (Juan 1:3-4). Y algo muy especial: “En Cristo también fuimos hechos herederos, pues fuimos predestinados según el plan de aquel que hace todas las cosas conforme al designio de su voluntad” (Efesios 1:11).  Trato de entenderlo porque es como un misterio: nos dio la vida y Él es la vida misma: vida terrenal y vida celestial. La terrenal todos la tenemos, la celestial solamente cuando aceptamos a Jesús como Señor y Salvador de esa vida terrenal, precisamente para alcanzar la celestial, la vida eterna. Concluyo entonces que así como por su voluntad fuimos creados (como criaturas de Dios), también por su voluntad fuimos llamados (como hijos de Dios). Por su voluntad somos salvos.  


Amado Dios: Gracias por habernos permitido venir a este mundo como criaturas tuyas; pero infinitamente gracias, por el hecho de haber puesto tus ojos en cada uno de nosotros para llamarnos a tu reino y ser adoptados como tus hijos. Queremos ser leales a Ti, bendito Dios. Examínanos y si hay algo que esté estorbando nuestro andar contigo, destrúyelo y nuevamente guíanos por la senda correcta.
 







Un abrazo y bendiciones.

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