viernes, 3 de octubre de 2014

Para Dios los padres son importantes




Honra a tu padre y a tu madre —que es el primer mandamiento con promesa—para que te vaya bien y disfrutes de una larga vida en la tierra. 
Efesios 6:2-3.


Lectura: Efesios 6:1-9.  Versículos del día: Efesios 6:2-3.

MEDITACIÓN DIARIA

Desde cuando el Señor instituyó los Diez Mandamientos dejó muy claro la importancia que los padres tienen para Él, al ser el primer mandato dispuesto, después de los concernientes para Dios. Así que no está escrito por estar; es para ponerle la atención debida y obedecerlo todo sin objeción ni excusa alguna.
Con frecuencia vemos como los padres cuando van llegando a sus años seniles, los hijos los alejan cada día y en vez de sentir agradecimiento, pareciera que se tornan en estorbo. Buscan la manera de reclutarlos en un Hogar Geriátrico, como quien dice, para dejarles a otros la responsabilidad que les corresponde a ellos como hijos.
Considero que la honra abarca muchos aspectos tales como: amor, respeto,  colaboración, ayuda monetaria, recreación, bienestar y una gran dosis de cariño y tolerancia. Lamentablemente cuando somos jóvenes, no tenemos muy en cuenta lo que ellos representan y mucho menos pensamos que todos vamos para allá y que lo que sembremos será lo que más tarde cosecharemos. La promesa está, y de acuerdo a como procedamos, Dios nos recompensará.
No hay por qué negarle a los padres, lo que Dios ha dicho que les corresponde. Si estamos fallando con este mandamiento, examinémonos y busquemos un cambio. Cuando los padres ya son ancianos, somos nosotros los que tenemos que proveerles sin discusión alguna. No como se ve, incluso en cristianos que en vez de darles, les quitan lo que les pertenece con excusas como ‘yo estoy mal’ o ‘si a aquel le dan, a mí, también’. Dios no le va a pedir cuentas al hermano vivo, o a los padres alcahuetas; cada cual responde por lo suyo. Así que cumplamos con lo que nos toca y no miremos la paja en el ojo ajeno.

Amado Señor: Gracias por compartirnos tu Palabra e instruirnos a través de ella. Pon en nuestros corazones el deseo de acatar tu orden, honrando a padre y madre como nos corresponde. Gracias por sus vidas y los ponemos en el trono de tu gracia, para que los bendigas y los guardes en el ocaso de sus vidas.

Un abrazo y bendiciones.

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