Cuiden como pastores el rebaño de Dios que está a su cargo, no por obligación ni por ambición de dinero, sino con afán de servir, como Dios quiere.1 Pedro 5:2.
Lectura: 1 Pedro
5:1-11. Versículo del día: 1 Pedro 5:2.
MEDITACIÓN DIARIA
A lo largo del Antiguo
Testamento se nos menciona en diferentes oportunidades que muchos hombres
sobresalientes de la Biblia eran pastores de ovejas (Abraham, Jacob, Moisés,
David). Estos hombres, nos enseñan que
hay que alimentarlas, darles de beber, dejarlas reposar en campos verdes, no
forzarlas, darles cierta independencia para que se puedan mover libremente,
etc. Además de esto, hay que cuidar que no venga ningún depredador y las
tome como presa fácil, al punto si es necesario, poniendo la propia vida en
peligro por salvarlas. Al respecto, David se enfrentaba a leones y osos para
defenderlas (1 Samuel 17:34-35). Quizá por
todas estas responsabilidades que se tornan más en cualidades, el Señor toma
como referencia al pastor de ovejas físicas para nombrar del mismo modo a los
guías espirituales.
En el Nuevo Testamento,
Jesús mismo se definió como el buen Pastor que da la vida por sus ovejas (Juan
10). Y más adelante no solamente Pedro nos habla al
respecto, también Pablo afirmó: “Tengan
cuidado de sí mismos y de todo el rebaño sobre el cual el Espíritu Santo los ha
puesto como obispos para pastorear la iglesia de Dios, que él adquirió con su
propia sangre” (Hechos 20:28).
Definitivamente el pastor, debe tener un don de servicio grandísimo.
No soy quien para
juzgar a ningún líder espiritual, simplemente espero que se apersonen de sus
responsabilidades porque sí, se encuentran muchas ovejitas por ahí indefensas,
maltratadas, olvidadas y señaladas; es a Dios mismo a quien tienen que rendir
cuentas de su misión (Hebreos 13:17). De
nuestra parte, nos corresponde orar por ellos, puesto que también están al acecho
del enemigo. Ahora, creo que de alguna
manera, todos nos convertimos al instruir a otros en ‘pastor de ovejas’. No miremos solamente la viga en el ojo ajeno,
examinémonos y quitémonos primero la nuestra.
¿Estamos haciendo la parte que nos corresponde?
Amado Señor: Tú eres el
Pastor por excelencia. Gracias porque siempre estás cuidado de nosotros,
alimentándonos con tu Palabra; haciéndonos reposar en verdes prados; conduciéndonos
a aguas tranquilas para beber y tomar nuevas fuerzas. Que tu ejemplo Señor, nos
sirva para ser del mismo modo con quienes están a nuestro encargo.
Un abrazo y
bendiciones.
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